Antecedentes: La ansiedad coexiste frecuentemente con la depresión. La adición de benzodiazepinas a los antidepresivos se utiliza comúnmente para tratar a las personas con depresión, aunque no ha habido pruebas convincentes que demuestren que dicha combinación es más eficaz que los antidepresivos solos y que hay sugerencias de que las benzodiazepinas pueden perder su eficacia con la administración a largo plazo y que su uso crónico conlleva riesgos de dependencia.
Objetivos: Determinar si, entre los pacientes adultos con depresión mayor, la adición de benzodiacepinas a los antidepresivos aporta algún beneficio en términos de recuperación sintomática o de efectos secundarios a corto plazo (menos de 8 semanas) y a largo plazo (más de 2 meses), en comparación con el tratamiento mediante antidepresivos solos.
Estrategia de búsqueda: Se realizaron búsquedas en MEDLINE (1972 a septiembre de 1997), EMBASE (1980 a septiembre de 1997), International Pharmaceutical Abstracts (1972 a septiembre de 1997), Biological Abstracts (1984 a septiembre de 1997), LILACS (1980 a septiembre de 1997), PsycLIT (1974 a septiembre de 1997), la Biblioteca Cochrane (número 3, 1997) y el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Depresión, Ansiedad y Neurosis (última búsqueda en marzo de 1999), combinadas con búsqueda manual, búsqueda de referencias, SciSearch y contactos personales.
Criterios de selección: Todos los ensayos controlados aleatorios que compararon el tratamiento combinado de antidepresivos y benzodiacepinas con el antidepresivo solo para pacientes adultos con depresión mayor. Los criterios de exclusión son: dosis de antidepresivo inferior a 100 mg de imipramina o su equivalente diario y duración del ensayo inferior a cuatro semanas.
Recogida y análisis de datos: Dos revisores evaluaron de forma independiente la elegibilidad y la calidad de los estudios. Dos revisores extrajeron los datos de forma independiente. Se estimaron las diferencias de medias ponderadas estandarizadas y los riesgos relativos con un modelo de efectos aleatorios. A los abandonos se les asignó el resultado menos favorable. Dos análisis de sensibilidad examinaron el efecto de esta suposición, así como el efecto de incluir estudios de calidad media. Se realizaron tres análisis de subgrupos a priori con respecto a los pacientes con o sin ansiedad comórbida y con respecto al tipo.
Resultados principales: Agregando nueve estudios con un total de 679 pacientes, el grupo de terapia combinada tuvo menos probabilidades de abandonar que el grupo de antidepresivos solos (riesgo relativo 0,63; intervalo de confianza del 95%: 0,49 a 0,81). El análisis por intención de tratar (en el que se asignó a las personas que abandonaban el tratamiento el resultado menos favorable) mostró que el grupo de terapia combinada tenía más probabilidades de mostrar una mejoría en su depresión (definida como una reducción del 50% o más en la escala de depresión desde el inicio) (riesgo relativo 1,63, intervalo de confianza del 95%: 1,18 a 2,27 a la semana y riesgo relativo 1,38, intervalo de confianza del 95%: 1,15 a 1,66 a las cuatro semanas). La diferencia dejó de ser significativa entre las seis y las ocho semanas. Ninguno de los ECAs incluidos duró más de ocho semanas. Los pacientes asignados a la terapia combinada tuvieron menos probabilidades de abandonar el tratamiento debido a los efectos secundarios que los que recibieron antidepresivos solos (riesgo relativo 0,53; intervalo de confianza del 95%: 0,32 a 0,86). Sin embargo, estos dos grupos de pacientes tenían la misma probabilidad de notificar al menos un efecto secundario (riesgo relativo 0,99; intervalo de confianza del 95%: 0,92 a 1,07).
Conclusiones de los revisores: Los beneficios potenciales de añadir una benzodiacepina a un antidepresivo deben equilibrarse juiciosamente con los posibles daños, incluyendo el desarrollo de dependencia y la propensión a los accidentes, por un lado, y con el sufrimiento continuado tras la falta de respuesta y el abandono, por otro.