Una apelación retórica es la manera formal de hablar sobre cómo se utilizan diferentes métodos para persuadir a alguien. Imaginemos que tienes diez años y que quieres un nuevo videojuego para tu cumpleaños. Te diriges a tres personas: tu padre, tu madre y tu abuela.
Para tu padre, señalas que has sido muy buen estudiante este año, que has hecho todas tus tareas y que eres un joven muy responsable que merece tener un nuevo videojuego.
Para tu mamá, argumentas que los videojuegos mejoran la coordinación mano-ojo y los estudios han demostrado que los videojuegos mejoran la capacidad de resolver problemas y el pensamiento crítico.
Para tu abuela, señalas que eres muy lindo y su nieto favorito, y que la quieres mucho.
Acabas de utilizar tres métodos de persuasión: apelar a tu propio carácter, apelar a la lógica y apelar a las emociones. En retórica formal, esto se llama ethos, logos y pathos. Ningún tipo es mejor que el otro; por lo general, los argumentos más eficaces -los que tienen más probabilidades de persuadir a alguien de algo- utilizan los tres. Sin embargo, algunos pueden ser más apropiados para un público que para otro. Un equipo de científicos tiene más probabilidades de ser persuadido por los estudios, la investigación y el pensamiento lógico, por lo que puede ser mejor utilizar el logos. A una universidad de prestigio puede convencerle más su carácter y credibilidad como persona, por lo que puede ser mejor utilizar el ethos. Y, al igual que tu abuela, tu familia puede ser más propensa a dejarse llevar por las emociones, utilizando el pathos.
Los anuncios, los trabajos académicos e incluso los tweets pueden utilizar estas tres apelaciones. Un anuncio de coches puede señalar el historial de seguridad de su vehículo (logos), mencionar el tiempo que lleva su marca y su reputación (ethos), así como tener humor para ayudar a persuadir a comprar el coche (pathos). Todos ellos trabajan juntos para persuadirle de hacer algo, ya sea comprar algo, hacer algo o sentir algo.