Los criterios para el trastorno antisocial de la personalidad en el DSM-5, la edición más reciente, son más complejos y matizados. También elimina el requisito de la evidencia de trastorno de conducta antes de los 15 años. El DSM-5 define a una persona con trastorno antisocial de la personalidad como alguien de al menos 18 años de edad que cumple otros cinco criterios:
Mal funcionamiento individual e interpersonal
La persona debe tener problemas en su funcionamiento como individuo y en su interacción con otras personas.
Para mostrar un mal funcionamiento como individuo, pueden ser egocéntricos y basar su autoestima en el beneficio personal, el poder o el placer. O bien, establecen objetivos en función de lo bien que les hará sentir sin tener en cuenta su impacto en los demás. No tienen una motivación interna para seguir las normas sociales, las leyes o la ética cultural.
Una persona cumple los criterios de funcionamiento interpersonal deficiente al mostrar una falta de empatía o de intimidad con los demás. Demuestran una falta de empatía al no mostrar preocupación por los sentimientos, las necesidades o el sufrimiento de los demás, y carecen de remordimientos después de herir a otra persona.
O su déficit de intimidad les hace incapaces de desarrollar relaciones íntimas con los demás. En cambio, manipulan, explotan o controlan a los demás para su beneficio personal mintiendo, intimidando a los demás y obligando a los demás a hacer lo que ellos quieren.
Antagonismo y desinhibición
Para cumplir el segundo criterio, una persona debe tener dos rasgos de personalidad específicos: antagonismo y desinhibición.
Demuestran antagonismo siendo manipuladores, engañosos, insensibles y hostiles hacia los demás. Su capacidad de manipulación puede implicar el uso de su encanto o ingenio para seducir o controlar a los demás con el fin de alcanzar algún objetivo para ellos mismos.
El engaño se manifiesta en la mentira frecuente a los demás o en la exageración sobre sí mismos. Pueden inventar cosas cuando cuentan una historia supuestamente verdadera, por ejemplo.
La insensibilidad se refiere a no mostrar preocupación por los sentimientos o problemas de los demás y a no sentir culpa o remordimiento si sus acciones dañan a otra persona. Pueden ser agresivos o incluso sádicos, obteniendo placer del dolor ajeno.
La hostilidad se refiere a estar frecuentemente enfadado o irritable y a buscar venganza incluso por pequeños insultos o daños accidentales de los demás.
Una persona con trastorno antisocial de la personalidad demuestra desinhibición a través de la irresponsabilidad, la impulsividad y la asunción de riesgos. Pueden romper promesas o no cumplir con sus obligaciones financieras, laborales, personales o sociales, y no sienten remordimientos por estas acciones.
Actúan espontáneamente sin pensar o preocuparse por las posibles consecuencias de sus acciones o sin un plan para hacer frente a esas consecuencias.
Participan en actividades peligrosas que pueden dañarse a sí mismos o a otros pero sin preocuparse por las posibles consecuencias. Pueden hacerlo por aburrimiento, para demostrar que son capaces de hacer algo especialmente arriesgado o porque niegan sus limitaciones.
Además de los dos criterios anteriores, una persona debe cumplir los tres criterios siguientes para recibir el diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad:
Comportamiento consistente a lo largo del tiempo y de las situaciones
Sus problemas con el funcionamiento personal e interpersonal descritos anteriormente se han producido a lo largo de su vida en todas las situaciones. Sus problemas no desaparecen durante ciertos periodos o en ciertas situaciones.
Sus problemas de personalidad y dificultades en las relaciones interpersonales no se explican de otro modo por su etapa de desarrollo psicológico o por su entorno social o cultural. Si fuera normal que mostraran estos problemas o características en función de su desarrollo mental o de la situación social o cultural en la que viven, no cumplirían este requisito.
Comportamiento no causado por el abuso de sustancias o por un trastorno médico
Sus problemas no son el resultado de los efectos físicos de las drogas, el alcohol u otra sustancia, y no son el resultado de otra condición médica, como un traumatismo craneal u otro trastorno mental.