Un hueso roto se llama fractura. Se puede fracturar el hueso completamente o parcialmente. Los síntomas de una fractura ósea son el dolor, la incapacidad de mover o poner peso en la parte del cuerpo lesionada, la hinchazón, los hematomas, la hemorragia (si hay una herida abierta) o la deformidad.
Hay tres causas comunes de las fracturas óseas:
- Traumatismos: Esto incluye caídas, lesiones por torsión, lesiones deportivas, accidentes de coche o incluso peleas.
- Condiciones médicas que debilitan el hueso: Esto incluye la osteoporosis, las infecciones, la osteogénesis imperfecta, el uso crónico de esteroides o los tumores que se producen en los huesos.
- Lesiones por uso excesivo: Comúnmente observadas en los atletas, las fracturas por estrés (grietas capilares no desplazadas en el hueso) son el resultado de movimientos repetitivos y tensiones repetidas en el hueso.
Los niños también pueden ser más propensos a las fracturas óseas, especialmente en los brazos y las piernas, ya que suelen ser más activos que los adultos.
Las fracturas requieren tratamiento médico. Acuda a un médico (preferiblemente un ortopedista) si sospecha que hay una fractura ósea. La fractura puede requerir enderezamiento o fijación (reducción), división o escayola (inmovilización) y, en algunos casos, cirugía.