A. Puede esperar que su consultor le haga ciertas preguntas. Le hará un examen especialmente de los oídos, la nariz y la garganta. Es posible que se realice una endoscopia nasal para examinar en detalle el interior de la nariz. Si la sospecha es fuerte hacia el LCR, se le puede recomendar la realización de exploraciones del cráneo (senos paranasales y hueso temporal).
Q2. ¿Cuáles son las diferentes exploraciones utilizadas para diagnosticar la fuga de LCR?
Se pueden utilizar las siguientes exploraciones: Cisternografía TC – En este procedimiento, se realiza una TC de la zona en cuestión tras la inyección de un colorante en el espacio subaracnoideo de la zona lumbar (punción lumbar).
Los pacientes que no desean un procedimiento invasivo pueden someterse a una exploración alternativa en forma de TCAR de los senos paranasales y el hueso temporal y correlacionarla con una RM (imagen de interferencia constructiva en estado estacionario (CISS)).
En la mayoría de los pacientes que tienen una fuga activa, estas pruebas serán suficientes para localizar el defecto y demostrar la fuga.
Q3. ¿Cuáles son las opciones de tratamiento para la fuga de LCR?
Si la fuga se produce inmediatamente después de un traumatismo, se intenta un tratamiento conservador durante 2 semanas, que incluirá medicamentos, reposo en cama, etc. Si el periodo de tiempo es de unas semanas tras el traumatismo o si la fuga es idiopática, se recomienda el cierre quirúrgico de la fuga.
Q4. ¿Cuáles son las opciones quirúrgicas disponibles?
Antes, la única opción era la cirugía transcraneal realizada por los neurocirujanos que implicaba la apertura del cráneo. La introducción de la cirugía guiada por endoscopia ha permitido a los cirujanos ORL acceder a los puntos de fuga a través de la nariz, es decir, la reparación endoscópica transnasal de las fugas de LCR.