La ciclosporina es un polipéptido cíclico lipofílico que produce una inhibición dependiente del calcio, específica y reversible de la transcripción de la interleucina-2 y de otras citoquinas, sobre todo en los linfocitos T auxiliares. Esto reduce la producción de una serie de citoquinas, inhibiendo la activación y/o maduración de varios tipos de células, incluidas las que participan en la inmunidad mediada por células. Por lo tanto, la ciclosporina tiene propiedades inmunosupresoras, y tiene un lugar probado como terapia de primera línea en la profilaxis y el tratamiento del rechazo de trasplantes. La ciclosporina también se ha evaluado en una amplia gama de trastornos en los que se sospecha o se ha demostrado que la disfunción inmunorreguladora es un factor etiológico, y en esto se centra la presente revisión. En pacientes con enfermedad grave refractaria al tratamiento estándar, la ciclosporina oral es un tratamiento eficaz en el síndrome de Behçet ocular agudo, la uveítis endógena, la psoriasis, la dermatitis atópica, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn activa y el síndrome nefrótico. El tratamiento concomitante con dosis bajas de corticosteroides puede mejorar las tasas de respuesta en algunos trastornos. El fármaco puede considerarse un tratamiento de primera línea en pacientes con anemia aplásica moderada o grave que no son elegibles para un trasplante de médula ósea, con el beneficio adicional de reducir los títulos de aloanticuerpos plaquetarios. También puede suponer un beneficio terapéutico considerable en los pacientes con cirrosis biliar primaria, especialmente en los que tienen la enfermedad menos avanzada. Las pruebas limitadas indican que la ciclosporina es eficaz en pacientes con pioderma gangrenoso intratable, polimiositis/dermatomiositis o asma grave dependiente de corticoides. De hecho, el efecto ahorrador de esteroides de la ciclosporina es una ventaja significativa en varias indicaciones. Además, el fármaco ha demostrado cierta eficacia en una amplia gama de otros trastornos, generalmente infrecuentes, en los que se carece de ensayos clínicos controlados y/o es improbable que se realicen. La ciclosporina no parece ser eficaz en pacientes con dermatitis alérgica de contacto, esclerosis múltiple o esclerosis lateral amiotrófica. Sólo es temporalmente eficaz en pacientes con diabetes mellitus de tipo I (insulinodependiente) y no debe utilizarse en esta indicación. Para evitar la recaída tras el control de la enfermedad activa, los pacientes deben recibir un tratamiento de mantenimiento con ciclosporina a la dosis efectiva más baja. Sin embargo, el tratamiento de mantenimiento no parece ser beneficioso en pacientes con enfermedad de Crohn y la ciclosporina debe suspenderse en estos pacientes una vez que la enfermedad activa esté controlada. La hipertricosis, la hiperplasia gingival y los efectos neurológicos y gastrointestinales son los efectos adversos más frecuentes en los receptores de ciclosporina, pero suelen ser de leves a moderados y se resuelven al reducir la dosis. Los cambios en las variables de laboratorio que indican disfunción renal son relativamente frecuentes, aunque los daños graves e irreversibles son raros.(RESUMEN TRUNCADO A 400 PALABRAS)
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