Sin profundizar en la teoría musical, los períodos, los estilos y todo eso (que es demasiado occidental) vamos a explorar algunos conceptos musicales básicos.

Se puede decir que la música se construye mediante la interacción de la melodía, la armonía y el ritmo.

La melodía es lo que resulta de tocar notas de diferentes tonos -a veces los tonos también pueden repetirse- una tras otra de forma «organizada». Las melodías son muy distinguibles y a menudo se pueden cantar. Sin embargo, la mera sucesión de tonos no constituye una melodía. Cada nota que se toca tiene una duración. La relación entre las duraciones se refiere al ritmo.

Pero, antes del ritmo, hablemos del pulso. Como todo organismo vivo, la música tiene un pulso – latidos (como el del corazón). Y aunque no siempre lo oigamos, siempre está ahí. ¿Recuerdas cuando los niños aprenden a dar palmas para seguir las canciones? Hay un latido constante, implícito, que se produce periódicamente. En algunos casos, de hecho, es interpretado por instrumentos. Por ejemplo, en la música aborigen australiana se suele tocar con palillos.

Pero el ritmo no es sólo un latido periódico constante. El latido o pulso es como su esqueleto. El ritmo es cómo se habita el pulso. El ritmo es lo que resulta de combinar notas de distinta duración, que a veces coinciden con el pulso y a veces no. Por ejemplo, si te fijas en la música Reggae o Ska, la guitarra o los teclados tocan, la mayoría de las veces, exactamente lo contrario del pulso.

Y, por último, pero no menos importante: la armonía. Por lo general, las melodías no son interpretadas únicamente por un instrumento solista o por un grupo de instrumentos que tocan lo mismo. Es muy frecuente que haya instrumentos «principales» que tocan melodías (como la voz, los instrumentos de viento, etc.) y, al mismo tiempo, otros que los acompañan haciendo otra cosa. Esta relación entre diferentes notas que se tocan al mismo tiempo es lo que llamamos armonía.
A veces esto puede ser realizado por un solo instrumento como la guitarra o el piano, pero otras veces por varios instrumentos (como los didjes o los conjuntos de metales). Hay muchos tipos de relaciones entre dos o más notas tocadas al mismo tiempo, pero se pueden clasificar en dos divisiones principales: consonancia y disonancia.

La consonancia se refiere a una sensación de estabilidad y «relajación» que se experimenta al escuchar algunas relaciones armónicas. Por el contrario, la disonancia se refiere a la sensación de ‘tensión’ o de que algo es ‘inestable’. Dependiendo de la ‘distancia’ entre una nota y otra, podemos clasificar sus relaciones en consonantes y disonantes.

Ahora, si pensamos en los 12 tonos de la escala (Do, Do#, Re, Re#, Mi, Fa, Fa#, Sol, Sol#, La, La# y Si) y en las posibles relaciones entre dos o más notas, llegamos al concepto de intervalos.

Un intervalo es un número que representa la cantidad de notas entre una nota y otra en la escala diatónica (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si) -la que todos conocemos sin sostenidos (#) ni bemoles (b)-.

Por ejemplo, de Do a Sol, hay 5 notas (Do, Re, Mi, Fa, Sol), de Mi a La, hay 4 notas (Mi, Fa, Sol, La), y así sucesivamente. Así, llamamos quinta al intervalo C-G, y cuarta al intervalo E-A. Puede haber unísonos (cuando las dos notas que se tocan son iguales), segundas, terceras, cuartas, quintas, sextas, séptimas y octavas (por ejemplo, de Do grave a Do agudo).

Los intervalos pueden denominarse además según la cantidad de «pasos» que contienen:
Un paso es la distancia entre una nota y otra en la escala cromática (los 12 tonos antes mencionados con sostenidos y bemoles). De Do a Do# tiene un paso, de Do a Re tiene 2 pasos (de Do a Do# y de Do# a Re), etc. Recuerda que en las escalas occidentalizadas, C# es el mismo sonido que Db, D# es el mismo que Eb, y así sucesivamente. Basta con echar un vistazo a un piano y comprobarlo. Busca C# (la tecla negra a la derecha de C) y Db (la tecla negra a la izquierda de D). Ahí lo tienes.

También debes recordar que no hay teclas negras entre el Mi y el Fa, y entre el Si y el Do, por lo que no existen el Mi#, el Fa#, el Si# o el Do#.

Así que ahora se dan nombres a los diferentes tipos de intervalos:
0 pasos = Unísono (ejemplo: C-C)
1 paso = Segunda menor (ejemplo: C-C#)
2 pasos = Segunda mayor (ejemplo: C-D)
3 pasos = Tercera menor (ejemplo: C-D#)
4 pasos = Tercera mayor (ejemplo: C-E)
5 pasos = Cuarta perfecta (ejemplo: C-F)
6 pasos = Cuarta aumentada (ejemplo: C-F#)
6 pasos = Quinta disminuida (ejemplo: C-F#)
7 pasos = Quinta perfecta (ejemplo: C-G)
8 pasos = Sexta menor (ejemplo: C-G#)
9 pasos = Sexta mayor (ejemplo: C-A)
10 pasos = Séptima menor (ejemplo: C-A#)
11 pasos = Séptima mayor (ejemplo: C-B)
12 pasos = Octava (ejemplo: C-C)

Por último, estos intervalos que acabamos de nombrar se pueden clasificar en consonancia y disonancia:
Mayor consonancia: Unísono y octava.
Un poco menos (pero aún muy consonante): Quintas perfectas.
Un poco menos consonante: Cuartas perfectas
Todavía menos, pero aún consonante: Terceras y sextas (menores o mayores)

Disonante: Segundas, séptimas, cuartas aumentadas y quintas disminuidas.

Por último, en las culturas occidentales, los intervalos menores suelen asociarse a la tristeza, la reflexión o la interioridad, mientras que los mayores se han relacionado con sentimientos de alegría, felicidad, brillantez, etc.

Pero recuerda que la vida no es siempre igual. Sigue adelante y juega con ello. Es cuestión de combinar consonancias y disonancias.

Sin embargo, si vas a tocar para una meditación, es muy recomendable no cambiar los intervalos tan a menudo. Es mejor hacer algo de alguna manera ‘estática’ y consonante.

Recuerda que cuando tocas todos somos parte de la naturaleza y la música es una forma de unirnos con la Pacha Mama (madre naturaleza).

Autor: Carlos Alberto Manrique Clavijo

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