Cuando el dolor entra en un corazón, de lo único que podemos estar seguros es de que nunca volverá a ser el mismo. El dolor cambia las cosas. Entra en nuestras vidas de forma violenta, sin anunciarlo, y no demuestra ningún honor por las relaciones sagradas y las conexiones inestimables que hemos trabajado tan diligentemente para forjar. En otras palabras, el dolor no se apiada de nadie.

Aunque nada de lo que ha sido tocado por el dolor recupera su forma original, hay un poder divino en nuestro cambio. Hay momentos en nuestras vidas en los que el dolor y la devastación -si se canalizan y afrontan adecuadamente- nos llevan al trabajo que todos debemos hacer para elevarnos a nuestro más alto potencial. Sí, nuestro dolor tiene un propósito. Si aprendemos a escuchar nuestro dolor, nos servirá como mapa de carreteras para ayudarnos a navegar en nuestro viaje hacia la plenitud. Cuando ignoramos las direcciones que provienen de nuestros lugares heridos de dolor, nos desviaremos repetidamente del camino.

La cantidad de tiempo que invertimos en la curación es evidente en nuestras uniones románticas. El amor debe ser sano y holísticamente satisfactorio. Es un vínculo que sólo puede crearse entre dos individuos que han dedicado la energía necesaria para pasar del dolor a la paz a nivel individual.

Las personas rotas intentarán llenar sus grietas emocionales con el amor que sienten de otras personas. Utilizar a las personas para adormecer su dolor es contradictorio con la curación. Tenemos dos opciones cuando se trata de lidiar con nuestro dolor de corazón: Podemos tomar la decisión consciente de lidiar con nuestro dolor o permitir que nuestro dolor nos gobierne.

Aquí se explica cómo navegar por el delicado proceso de curación de las heridas abiertas, para poder pasar del dolor a la paz.

1. Aceptar cuando algo es real.

Cuando hemos hecho el trabajo necesario para evolucionar de las situaciones dolorosas, adquirimos la madurez necesaria para darnos cuenta de que el dolor no es la única emoción que se deriva del amor. Cuando no hemos llegado al punto de hablar y pensar desde un lugar restaurado, nuestro dolor continuará convenciéndonos de que el amor siempre resultará en nuestra perdición.

2. Permitir que un corazón aliviado haga la elección.

La transición del dolor a la paz puede ser un viaje solitario. Es un camino que requiere vulnerabilidad. Siempre que nos sentimos desnudos o expuestos, nuestra respuesta natural es buscar refugio. Ese refugio puede ser a menudo otra persona. Este es un error que muchos de nosotros cometemos y, tristemente, causa una interrupción en nuestra curación. El dolor de corazón toma las peores decisiones. Nunca permitas que la soledad seleccione a tu amante. En lugar de buscar el amor mientras estás en el proceso de aprender a amarte a ti mismo, mantente comprometido con tu recuperación emocional. Este nivel de cambio requiere una dedicación completa, una profunda exploración emocional y soledad.

3. Siéntate en tus sentimientos.

Somos una colección de personas que en algún lugar del camino han desarrollado la idea de que la única manera de lidiar con el dolor es pretender no sentir nada en absoluto. Pero lo que experimentamos internamente acabará presentándose. Saldrá a la superficie de una forma que refleje tu curación o surgirá en ti y se manifestará de una forma que evidencie tu profunda miseria.

Nosotros decidimos cómo nos va a afectar la vida, y la curación es un proceso activo y comprometido que exige conciencia. Hasta que no estés dispuesto a pasar tiempo estando presente con lo que sientes, nunca entenderás «por qué» te sientes como lo haces y cómo crear un cambio en tu comportamiento.

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4. El «lugar hundido» es un estado alternativo de conciencia.

El «lugar hundido», también conocido como estado alternativo de conciencia, es aquel en el que tenemos una movilidad deteriorada y una pérdida de pensamiento independiente. También es donde nos encontramos cara a cara con nuestros recuerdos más dolorosos. Para muchos de nosotros, hemos convertido nuestro «lugar hundido» en nuestro hogar. Allí habitamos y reproducimos diariamente pensamientos malsanos y limitantes y, como resultado, nos mantenemos en la complacencia.

Para algunos, es más fácil aceptar la derrota que enfrentarse a los pensamientos mortales. En nuestro estado de hundimiento emocional, perdemos cualquier responsabilidad y propiedad que tengamos en nuestra capacidad de pensar en nuestras experiencias dolorosas. Cuando nos vemos obligados a enfrentarnos a las cosas dolorosas de nuestro pasado, elegimos la negación y pretendemos que nuestro lugar hundido es lo mejor que la vida puede ofrecer. Debemos salir de la negación y hacer el trabajo. Hay que erradicar todo lo que nos ayude a permanecer desvinculados de nuestra vida.

5. Dígase a sí mismo la verdad.

El autoexamen no consiste tanto en remover recuerdos poco cariñosos o en ser crueles y poco amables con uno mismo. Es analizar voluntariamente sus pensamientos, actitudes, comportamientos y comunicación para identificar los espacios que necesitan trabajo. Este es el primer paso; el trabajo es el siguiente. Para crear un cambio en su vida, primero debe cambiar su forma de percibir y actuar. Si quieres amor, primero debes aprender a sembrar semillas de amor propio en tu propio corazón.

Jazz Keyes es psicóloga clínica, poetisa y coach de propósito de vida y carrera con certificación nacional. Ha dedicado gran parte de su tiempo y energía a dominar el arte de la comunicación para crear relaciones sanas, dinámicas y duraderas. Síguela en Instagram y Twitter @jazzkeyes.

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