Diseño por naturaleza es una serie de GC en curso en la que Garden Collage explora aspectos del diseño de ropa moderna que se inspiraron en las plantas. Esta semana, GC investiga una de las tradiciones sartoriales más antiguas de Europa: cómo se produce el tinte azul a partir de la planta de woad (Isatis tinctoria); lleva mucho trabajo.
La producción de tinte azul a partir de la planta de woad (Isatis tinctoria) es un oficio que se remonta al período neolítico, hace entre 5 y 10.000 años. El woad es una planta con flores originaria del Mediterráneo, conocida ocasionalmente como áspid de Jerusalén -es un primo del brócoli y la coliflor- que se originó en Turquía y Oriente Medio, antes de extenderse a Europa, donde los fabricantes de textiles recogían y trituraban las hojas en bolas, lo que ennegrecía las manos de los trabajadores.
El proceso de producción de tinte a partir del woad era un trabajo maloliente. Las bolas se secaban y se molían hasta convertirlas en polvo que había que regar y dejar fermentar y oxidar, un proceso llamado «couching». Cuando se secaba, el polvo de woad se empaquetaba y se enviaba al secador, que vertía agua caliente sobre la sustancia y la mezclaba con orina (sí, orina humana- que se almacenaba en una cuba cuyo pH era mantenido por la mano de obra masculina). Hoy en día, los interesados en la tintura natural y práctica han sustituido la orina por amoníaco diluido.
Esta mezcla se dejaba fermentar durante varios días y hasta un año, un proceso que producía un olor horrible y sulfuroso. Sin embargo, la mezcla de hidrófilo producía un bonito tono de azul que fue el único tinte azul claro de Europa hasta la introducción del índigo procedente de Asia, que llegó a Europa a lo largo de la Edad Media (ya en 1140 en la Europa continental y en 1276 en Londres). Los trabajadores introducían las prendas en una cuba de tinte muy lentamente, con cuidado de evitar las burbujas de aire que harían que el tejido se tiñera de forma desigual. A continuación, las sacaban rápidamente y, cuando el aire entraba en la prenda, ésta se oxidaba de amarillo a verde y a azul con tanta rapidez que, como ha dicho un bloguero moderno, el proceso era «casi mágico».
La lana se utilizaba en Inglaterra para teñir los abrigos de los oficiales militares y de la policía hasta la década de 1930; también era apreciada por Napoleón, que la utilizaba para teñir los uniformes de su ejército. Los documentos de la época, por su parte, señalan que el woad tiene propiedades antisépticas y puede haber sido utilizado para curar las heridas de batalla, lo que en su momento le dio una doble funcionalidad y lo convirtió en la piedra angular de la economía de Francia.
Los antiguos egipcios también utilizaban el woad y el índigo, ya que se han encontrado telas teñidas que datan del 2500 a.C. entre los envoltorios de las momias. Es probable que el tinte de woad no se utilizara en la ropa común en Egipto hasta el año 300 a.C., ya que la mayoría de los egipcios vestían lino, que es un tejido difícil de teñir (como resultado, el color se utilizaba con moderación, principalmente en el borde de las telas). En la actualidad, los fabricantes de tejidos tradicionales honran el legado del tinte organizando talleres de extracción de woad, una actividad artesanal muy popular en el Reino Unido.