En octubre de 2008, un hombre de 40 años fue remitido a nuestro hospital por un dolor en la ingle derecha, que había comenzado unos días después de caerse de espaldas en el trabajo 10 días antes. Tenía un asma leve, que se trataba con una dosis ocasional de broncolíticos inhalados. En la exploración física, presentaba sensibilidad en la ingle derecha y dolor provocado al levantar peso. La radiografía de la pelvis era normal. Se sospechó una lesión tendinosa o muscular, y la ecografía sugirió una rotura parcial del músculo recto femoral. Se planificó una RMN como procedimiento ambulatorio electivo para descartar una rotura total del tendón. Un mes después del inicio de los síntomas, el dolor al cargar peso en la ingle derecha había disminuido pero no se había resuelto. También había empezado a tener dolor en la ingle izquierda y, en la exploración, dolor a la rotación de ambas articulaciones de la cadera. La resonancia magnética mostró fracturas bilaterales por insuficiencia de los cuellos femorales ( figura). Aunque negaba cualquier actividad deportiva recreativa habitual, su nuevo trabajo como conductor de furgonetas de reparto requería muchas subidas. No tenía restricciones dietéticas. Los familiares mayores de nuestro paciente tenían antecedentes de osteoporosis y osteopenia.