Siglos después de su muerte se descubrió que el presidente de los Estados Unidos, George Washington, tenía varios libros atrasados en su biblioteca que databan de hace más de 221 años. Uno de ellos era La Ley de las Naciones.

El editor suizo Charles W.F. Dumas envió a Benjamin Franklin tres ejemplares originales en francés del libro en la década de 1770. Franklin los recibió el 18 de mayo, el 30 de junio y el 8 de julio por medio de dos mensajeros: Alexandre Pochard (amigo de Dumas y posterior compañero de Fleury Mesplet) y un hombre llamado Vaillant. Franklin se quedó con un ejemplar, depositando el segundo en «nuestra propia biblioteca pública aquí» (la Compañía de Bibliotecas de Filadelfia que Franklin fundó en 1731) y enviando el tercero al «colegio de la Bahía de Massachusetts» (Franklin utilizó el nombre original de 1636, sin reconocer el cambio de nombre de 1639 a Harvard College en honor a John Harvard). El 9 de diciembre de 1775, Franklin agradeció a Dumas:

Ha llegado a nosotros en buen momento, cuando las circunstancias de un Estado en ascenso hacen necesario consultar con frecuencia el Derecho de Gentes.

Franklin también dijo que este libro de Vattel, «ha estado continuamente en manos de los miembros de nuestro Congreso que ahora se reúnen».

Proporciona al menos una base legal parcial para la conscripción moderna en los Estados Unidos. En el caso Selective Draft Law Cases (1918), en el que se confirmó la Ley de Servicio Selectivo de 1917, el tribunal declaró:

No se puede dudar de que la concepción misma de un gobierno justo y su deber para con el ciudadano incluye la obligación recíproca del ciudadano de prestar el servicio militar en caso de necesidad, y el derecho a obligarlo. Vattel, Derecho de gentes, libro III, cc. 1 y 2. Es absolutamente innecesario limitarse a enunciar la proposición, en vista de la ilustración práctica que ofrece la legislación casi universal en vigor a tal efecto.

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