El llanto: la primera comunicación del bebé
Desde el momento en que nacen, los bebés tienen una forma muy eficaz de decirte lo que piensan y sienten. Se llama llanto.
El llanto es la forma en que los bebés te hacen saber que quieren o necesitan algo: más mimos por favor, no más mimos por favor, tienen hambre, no tienen suficiente hambre, están demasiado cansados, no están suficientemente cansados, tienen demasiado frío, tienen demasiado calor. Y a veces los bebés lloran sin ninguna razón evidente.
El llanto es la única forma que tiene tu bebé de comunicarte sus necesidades. Tu bebé no llora para molestarte: no existe un recién nacido travieso. No puedes malcriar a tu bebé respondiendo cuando llora.
Cuando un bebé llora durante mucho tiempo y no puede calmarse, puede ser muy angustioso. Si necesitas ayuda para lidiar con el llanto de tu bebé, nuestro vídeo de bebés llorones es un buen punto de partida. También puedes consultar nuestra guía ilustrada para calmar a un bebé que llora.
Cómo empieza a hablar el bebé
Tu bebé absorbe una gran cantidad de información sobre las palabras y el habla desde que nace. El mero hecho de escucharte y verte hablar ayuda a tu bebé a entender los fundamentos de la comunicación.
Por ejemplo, tu nuevo bebé utiliza el contacto visual para comunicarse contigo. Puede mirarte a la cara y observar tu boca. También escucha atentamente cada una de tus palabras y sonidos.
A las 7 u 8 semanas de edad, tu bebé descubre que tiene voz. Puedes esperar que empiece a arrullar y a emitir sonidos sencillos.
Y a medida que tu bebé crezca, empezará a emitir más sonidos. Por ejemplo, experimentará con sonidos como estornudos, toses, arcadas y chillidos para llamar tu atención. También empezará a sonreír y a mover los brazos y los pies. Y luego utilizará gestos como señalar y decir adiós.
Tu bebé está captando la idea de la conversación y quiere contarte todo tipo de cosas interesantes.
Cómo fomentar el habla
Cuando los bebés están alerta, están más interesados en comunicarse.
Cuando tu bebé muestra señales de querer comunicarse, puedes responder:
- siendo entusiasta, cálido y animando
- usando muchas expresiones faciales
- hablando sobre lo que señala, si señala
- elogiando si saluda, y devolviendo el saludo.
Es bueno dejar un espacio después de responder a tu bebé. Esto le enseña a tu bebé el patrón de conversación de «servir y devolver». Si tu bebé no toma el turno o no está interesado en conversar en ese momento, puedes volver a intentarlo en otro momento. Déjate guiar por el interés y las respuestas de tu bebé.
Muchos padres se sienten un poco tontos al hablar con un bebé pequeño que no responde. Cuanto más hables con tu bebé, más fácil te resultará, y te verás recompensado con las respuestas de tu bebé. La forma en que respondas, por muy tonta que sea, ayudará a tu bebé a aprender a comunicarse.
Lo principal es crear un sentimiento cariñoso y cálido entre tú y tu bebé. Puedes utilizar interacciones y juegos sencillos y agradables para fomentar el habla y el lenguaje de tu bebé.
Al comunicarte con tu bebé, también estás creando y compartiendo experiencias juntos, lo que refuerza tu relación con él. Y una relación sólida con usted es esencial para el desarrollo saludable de su bebé.
Hablar: cuándo preocuparse
Los bebés se desarrollan a ritmos diferentes. Muchos bebés establecen contacto visual y emiten sonidos muy pronto, pero otros pueden no empezar hasta los tres meses aproximadamente. Si tu bebé no hace algo a la misma edad que otros bebés, no significa necesariamente que debas preocuparte.
También conviene recordar que los niños difieren en su forma de expresarse. Los niños con personalidades más extrovertidas pueden ser más expresivos que los que son más callados y tardan más en entrar en calor.
Pero a veces los retrasos en las habilidades comunicativas pueden ser signos de trastornos más graves del desarrollo o de un retraso en el desarrollo, como el retraso del lenguaje, la discapacidad auditiva, la discapacidad intelectual y el trastorno del espectro autista.
Usted conoce a su hijo mejor que nadie. Si estás preocupado, habla con tu enfermera de salud infantil y familiar, con tu médico de cabecera o con otro profesional de la salud infantil. Si su profesional de la salud no está preocupado por su hijo, pero usted sí, está bien que busque otra opinión.