Por Will Dunham

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WASHINGTON (Reuters) – Los depredadores como los leopardos y los guepardos no son la mayor amenaza mortal para las crías de los babuinos Chacma, unos monos grandes y agresivos que viven en todo el sur de África. Esa amenaza proviene de los machos adultos de su propia especie.

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«Hasta el 50 por ciento de las crías podrían ser asesinadas por los machos en estas poblaciones, un impacto masivo más importante que las enfermedades o la depredación», dijo el ecologista del comportamiento de la Universidad de Cambridge, Dieter Lukas.

Este comportamiento no se limita a estos babuinos. Los científicos dieron a conocer el jueves el estudio más detallado hasta la fecha sobre el infanticidio de los machos adultos entre los mamíferos del mundo, una práctica documentada en numerosas especies, incluidos muchos primates.

Los investigadores estudiaron 260 especies, incluyendo 119 que practican el infanticidio y 141 que no lo hacen, en busca de patrones que puedan explicar un comportamiento visto en muy pocos no mamíferos.

«Es una estrategia sexual», dijo la ecóloga del comportamiento Elise Huchard, del Centro Nacional de Investigación Científica del Centro de Ecología Evolutiva y Funcional en Francia, que con Lukas dirigió el estudio publicado en la revista Science.

Huchard dijo que los machos matan a los bebés engendrados por otros para que la madre del bebé muerto esté disponible para el apareamiento. Huchard estimó que el infanticidio se produce en alrededor del 25 por ciento de los mamíferos.

Los mamíferos en los que el infanticidio es común suelen vivir en grupos -como los babuinos Chacma- en los que la reproducción es monopolizada por un pequeño número de machos que a menudo no pueden mantener su posición dominante durante mucho tiempo debido a los muchos retadores. El infanticidio es raro en las especies de mamíferos solitarios o monógamos.

Se ha descubierto que el infanticidio está muy extendido y que se produce en roedores como los ratones y las ardillas, en carnívoros como los leones y los osos, así como en hipopótamos, caballos e incluso en el murciélago de orejas redondas de garganta blanca. Muchos primates practican el infanticidio, como los chimpancés, los gorilas, los babuinos y los langures, mientras que otros no lo hacen, como los orangutanes, los bonobos y los lémures ratón.

Los investigadores dijeron que las hembras de algunas especies utilizan la promiscuidad estratégica para evitar que los machos maten a sus bebés. Al aparearse con tantos machos como sea posible en poco tiempo, dificultan el discernimiento de la paternidad infantil.

«Los machos dejan de matar a las crías si existe el riesgo de que éstas puedan ser suyas», dijo Lukas.

El infanticidio no se observó en los mamíferos con reproducción estacional porque no hay beneficio para los machos, que aún tendrían que esperar hasta la siguiente temporada de cría para que las hembras vuelvan a ser fértiles.

«El infanticidio por parte de los machos evolucionó repetidamente en linajes en los que los machos luchan por el acceso a grupos de hembras y en los que las hembras pueden dar a luz durante todo el año», dijo Lukas.

Información de Will Dunham; edición de Sandra Maler

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