La alergia a la leche de vaca es la alergia alimentaria más frecuente en la infancia, y el número de afectados va en aumento. El tratamiento habitual es evitar la leche por completo. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que esto puede no ser siempre necesario, ya que las características alérgicas de los alimentos pueden cambiar durante el procesamiento o el calentamiento de los mismos.
Son las proteínas de un alimento las que provocan la reacción alérgica, ya que el sistema inmunitario del organismo las confunde con una amenaza. La proteína de la leche de vaca actúa como un antígeno que se une a los anticuerpos de inmunoglobulina E (IgE) del organismo.
Para algunas personas, la tolerancia a un alimento puede desarrollarse mediante la cocción u otros procesos que pueden cambiar la estructura de ciertas proteínas. Por eso, algunos niños a los que se les diagnostica alergia a la leche de vaca pueden tolerar pasteles, galletas y otros productos elaborados con leche cocida.
Los niños desafiados con yogur, un producto fermentado
El yogur se elabora mediante la fermentación de la leche de vaca, lo que también puede cambiar la estructura de las proteínas lácteas. Los autores de este estudio utilizaron pruebas de provocación alimentaria para ver si los niños con alergia a la leche de vaca podían tolerar el yogur sin todos los molestos síntomas alérgicos.
Este estudio se llevó a cabo en Turquía, de donde procede la palabra «yogur», y donde se consume tanto yogur como leche. En él participaron 34 niños con una edad media de 2 años a los que se les detectó alergia a la leche de vaca mediante una serie de pruebas diagnósticas, como una prueba de provocación a la leche de vaca, la medición de IgE y una prueba de punción cutánea. Se incluyeron en el estudio los niños que mostraron síntomas alérgicos, como urticaria, eczema, picor, diarrea, vómitos, sibilancias y conjuntivitis, en respuesta a una prueba de provocación oral con leche de vaca. Se excluyeron si tenían antecedentes de anafilaxia a la leche de vaca.
Después de 15 días, los niños se sometieron a otra prueba de provocación alimentaria, esta vez con yogur.
Muchos de los niños toleraron el yogur
Los resultados mostraron que el 50% de los niños toleraron el yogur, sin mostrar síntomas de alergia en respuesta a una prueba de provocación con yogur.
‘… la mitad de los niños a los que se les había diagnosticado alergia a la leche de vaca toleraron el yogur. Así lo demostró una prueba de provocación alimentaria que realizamos con yogur, que es un derivado de la leche fermentada.’ – Küçükosmanoğlu E
No hubo diferencias entre los niños que toleraron y los que no toleraron el yogur en cuanto a la edad, el sexo, si habían sido amamantados y durante cuánto tiempo, el consumo de yogur o los síntomas alérgicos causados por la leche de vaca.
Sin embargo, los niños con una mayor respuesta a la prueba cutánea de alergia a la leche natural y al yogur -como muestra un mayor diámetro de hinchazón tras la prueba- tendían a tolerar menos el yogur que los niños con un pequeño diámetro de hinchazón tras esta prueba cutánea.
«Nuestro estudio también demostró que el desarrollo de la tolerancia fue significativamente menor en los niños con un alto nivel de IgE específica de la leche de vaca» – Küçükosmanoğlu E
¿Por qué algunos niños pueden tolerar el yogur pero no la leche?
Las proteínas de la leche se componen de un 80% de caseína y un 20% de suero, cada tipo formado por diferentes partes. Responden de forma diferente a los procesos; por ejemplo, las proteínas de la caseína son más resistentes al calor que las del suero. Por eso, las características alérgicas de la leche de vaca se reducen pero no desaparecen por completo cuando se calienta. Esto se ha reflejado en estudios que han demostrado que muchos niños con alergia a la leche de vaca, aunque no todos, pueden tolerar la leche si se ha calentado.
El proceso de fermentación utilizado en la elaboración del yogur con la bacteria Lactobacillus también puede modificar algunas de las proteínas de la leche. De ahí que un estudio anterior demostrara que las proteínas del suero se volvían menos alergénicas en el yogur producido a partir de este proceso de fermentación. Otra investigación demostró que las características alergénicas de las proteínas del suero y de la caseína se reducían con el proceso de fermentación con Lactobacillus para la elaboración del yogur.
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