Alegría, ira, miedo, tristeza, sorpresa agradable o franco asco: todos pasamos por toda una gama de emociones cada día. Son esenciales para muchos de nuestros procesos de pensamiento, como cuando tomamos decisiones, pasamos a la acción o nos alejamos de algo. Incluso la ira o la frustración pueden estar relacionadas con la autoprotección. Sin embargo, las personas hipersensibles sienten estas emociones básicas con mucha más intensidad. ¿Cómo se expresa su mayor sensibilidad? ¿Qué impacto tiene en sus carreras y relaciones profesionales? ¿Cómo es su vida cotidiana? Margaux, una funcionaria de comunicación a la que se le ha diagnosticado hipersensibilidad, nos ofrece una perspectiva interna sobre este rasgo de la personalidad, tan valioso como debilitante.

Un tema delicado

El resumen

La hipersensibilidad es un rasgo de la personalidad que se caracteriza por una emotividad exacerbada y una capacidad de respuesta extrema a los estímulos. Cuando se trata de su entorno y sus emociones -y de las emociones de los demás- las personas hipersensibles tienen sentimientos más intensos que la mayoría. En otras palabras, ya sea positiva o negativa, su respuesta emocional ante cualquier situación puede ser exagerada.

También tiene sus pros y sus contras. Por ejemplo, las personas hipersensibles son extremadamente empáticas, intuitivas, creativas, compasivas, reflexivas, modestas, amables y leales, pero también se ofenden con facilidad, son irritables, ansiosas, retraídas, tensas, tienen la piel fina y a menudo tienden a sentirse atacadas. Perciben las emociones en el horizonte, pronosticando cielos azules emocionales o tormentas que se avecinan mucho antes que otras personas.

Margaux explica cómo suele ser la primera en percibir cómo se sienten los demás: «No puedo decir cuántas veces he pensado: ‘Esa persona está de mal humor. No sé por qué, pero algo no va bien’. Su respuesta habitual es que todo está bien, pero luego resulta tal y como esperaba, y mi intuición se demuestra correcta una vez más»

Este sexto sentido emocional es característico de las personas hipersensibles. Según la entrenadora de éxito en el trabajo Melody Wilding, son tan altamente receptivos que reaccionan con más fuerza a los estímulos del entorno y se fijan en más detalles que otras personas.

Expresión

La elevada sensibilidad puede conducir a menudo a sentimientos de inadecuación e incomodidad social. El lugar de trabajo se rige por un marco racional de códigos específicos como la burocracia, el procedimiento, el autocontrol y la participación social. Como tal, puede ser un entorno que provoque ansiedad a las personas hipersensibles, ya que desaconseja implícitamente los excesos emocionales. Al mismo tiempo, el trabajo, por su propia naturaleza, nos expone al estrés, a las críticas y a las exigencias, a menudo desorbitadas, de los demás.

Las personas hipersensibles sienten rápidamente la presión y pueden experimentar una continua fatiga mental y física como resultado de sus emociones fluctuantes.

Margaux explica cómo se manifiesta esta intensidad en su vida diaria: «En primer lugar, mi cuerpo es hipersensible. Tengo demasiado calor o demasiado frío la mayor parte del tiempo, y he tenido varios problemas de piel. Mi cuerpo lucha por adaptarse al entorno. En cuanto a mis emociones, son altibajos: puedo pasar de la euforia a la tristeza en una fracción de segundo. Me cuesta aceptar la idea de decepcionar a los demás, y no puedo soportar que los compañeros de trabajo o los directivos me levanten la voz. Si alguien me critica con demasiada brusquedad, puedo echarme a llorar»

Percepción

Esta respuesta emocional excesiva significa que las personas hipersensibles corren el riesgo de ser esponjas emocionales en el trabajo. A veces les cuesta encontrar su lugar en el mundo profesional porque es una especie de apuesta.

Como señala Margaux: «Mi vida profesional ha sido bastante caótica. A los 29 años, había trabajado en más de una docena de oficinas y había tenido cinco empleos: las cosas eran perfectas o desastrosas, pero nunca en el medio. A veces encontraba equipos que me apoyaban y que trabajaban como una familia, lo cual era increíble. Sin embargo, la mayoría de las veces me encontré con equipos en los que me sentía incomprendida y marginada. Me sentía como un bicho raro porque el pequeño universo que me rodeaba funcionaba sin problemas, y yo no podía superar ciertas cosas o bloqueos mentales»

Esta sensibilidad extrema, desconocida para la mayoría, puede llevar a menudo a malentendidos. Margaux puede dar fe de ello: «Necesito más reconocimiento que la persona media. Por eso, la gente piensa que soy una aduladora o una fanfarrona. Creo que soy bastante difícil de leer. Al mismo tiempo, los temperamentos hipersensibles son extremadamente demandados en el mundo profesional; están profundamente comprometidos y, debido a su aguda atención a los detalles y a su innato poder de observación, van naturalmente más allá de lo que está escrito en la descripción del trabajo. Aportan una gran cantidad de habilidades blandas a cualquier equipo, y ayudan a fomentar una mejor comunicación, creatividad y autenticidad.»

Identificar la hipersensibilidad

Un diagnóstico que carece de legitimidad

La hipersensibilidad generalmente no se reconoce como una enfermedad, aunque quienes la padecen pueden obtener ayuda de un psiquiatra o un coach de vida. Entonces, ¿cómo saber si se sufre de hipersensibilidad?

Para Margaux, le llevó tiempo entenderlo: «El desencadenante fue cuando me di cuenta de que lo que me parecía injusto e inaceptable era perfectamente normal y rutinario para los demás. Pensé: ‘Pero esto es una locura, ¿por qué nadie dice nada cuando lo que me pasa es tan doloroso?’ Así que empecé a hablar de ello con amigos cercanos y con la familia -especialmente con mi hermano, que me animó a ir al psiquiatra para poder entender de dónde venían todos estos bloqueos emocionales- y todo se aclaró.»

La discrepancia de sentimientos que existe entre un individuo hipersensible y las llamadas «personas normales» puede, por lo tanto, actuar como una especie de brújula para los enfermos.

Los rasgos comunes

Sin elaborar una lista exhaustiva de «síntomas» y hacer un diagnóstico, es posible, no obstante, evaluar la sensibilidad de un individuo a la luz de los rasgos de personalidad específicos que se observan regularmente en las personas hipersensibles. El Huffington Post, con la ayuda de la investigadora Elaine N. Aron, ha identificado varios rasgos comunes.

Aquí hay diez características clave de las personas hipersensibles:

  • Se esfuerzan al máximo para entender las cosas que les rodean
  • Son muy empáticos y atentos con otras personas y su entorno
  • Prefieren hacer las cosas solos, ya sea en su tiempo libre o en su vida profesional, porque se sienten menos observados y menos juzgados
  • Tardan más en tomar decisiones porque son naturalmente más conscientes de las variables y a menudo les preocupa tomar la decisión equivocada
  • Son extremadamente detallistas
  • Trabajan bien en entornos de equipo: son precisos, concienzudos, atentos y se esfuerzan por alcanzar la perfección
  • Son más propensos a la ansiedad o a la depresión
  • Lloran con más facilidad
  • Tienen unos modales por encima de la media
  • Son más sensibles a las críticas, y como tales, son propensos a hacer todo lo posible para complacer a los demás y a menudo pueden parecer autodespectivos y autocríticos

Factores agravantes

Un entorno de trabajo tóxico

La luz, los olores, los niveles de ruido, el espacio personal y la circulación del aire en el lugar de trabajo pueden ser perjudiciales o desafiantes si se es muy sensible. Por este motivo, las personas hipersensibles suelen preferir trabajar solas, en un espacio de oficina tranquilo o cerrado.

Más allá de estos requisitos espaciales, este tipo de personalidad necesita un entorno profesional afectuoso, amistoso y de apoyo para prosperar, que se rija por la comprensión mutua y evite los conflictos, los chismes y los juegos mentales.Como explica Margaux: «Necesito mucho reconocimiento, especialmente cuando se trata de estar en buenos términos con los compañeros de trabajo». Como son empáticos, a las personas hipersensibles les cuesta trabajar y ser dirigidas por cualquiera; tienen un profundo deseo de sentirse conectadas a los valores de la empresa y del equipo. La dirección, el matiz y la alineación informan sus preferencias interpersonales y les permiten prosperar profesionalmente. Por último, suelen sentirse más cómodos trabajando en sectores de atención al cliente o de cuidados que encarnan valores humanistas.

Actividad abrumadora

Las condiciones de trabajo, o la naturaleza del propio trabajo, pueden exacerbar la hipersensibilidad. Margaux se vio obligada a cambiar de rumbo profesional para escapar de un trabajo que no le convenía. Dice: «Creo que las actividades empresariales deben ser diferentes para cada uno. Por mi parte, descubrí que mi punto débil eran las ventas. Tuve muchos trabajos de ventas, y este sector es muy difícil para una persona hipersensible como yo porque estás en contacto constante con la gente todo el día, todos los días. Me sentía eufórico cada vez que hacía feliz a mi equipo y a mis clientes. Pero la gente es más proclive a decir lo que está mal. Interiorizaba las críticas todos los días y dejaba que me pesaran. Era insoportable, y por eso decidí cambiar de rumbo»

Este artículo en profundidad también recomienda tener en cuenta otras consideraciones, empezando por identificar tus necesidades y habilidades específicas. A partir de ahí, es mucho más fácil asegurarse de que su lugar de trabajo sea un entorno de apoyo en el que pueda ser dueño de sus diferencias, comunicarlas a los demás y, por tanto, gestionar mejor las situaciones y tareas que no encajan bien con los temperamentos intuitivos, perfeccionistas, creativos o introvertidos.

Una era de hiperconectividad

La hipersensibilidad no es ajena a las demandas excesivas. Se ve muy amplificada por las notificaciones, mensajes, imágenes y otros estímulos que recibimos continuamente a través de correos electrónicos, SMS, redes sociales, aplicaciones y nuestros compañeros. Es más difícil que nunca escapar de nuestro entorno; con los límites de nuestra capacidad de atención y los niveles de tolerancia tan rápida e irremediablemente superados, las emociones están destinadas a ser abrumadoras.

Aprender a vivir con hipersensibilidad

‘Conócete a ti mismo’

La hipersensibilidad, especialmente en el lugar de trabajo, puede entorpecer o incluso paralizar a quienes la padecen, pero ignorarla es lo peor que se puede hacer. Margaux recuerda la total incomprensión sobre este tema y la insensibilidad de sus compañeros de trabajo: «Cuando le cuento a la gente mi hipersensibilidad, la respuesta abrumadora es: ‘Ah, sí, eso significa esencialmente que lloras cuando ves comedias románticas’. Pero eso está muy lejos de la realidad. Tampoco es una debilidad porque me doy cuenta de que soy más resistente que la mayoría en ciertas situaciones difíciles. Es difícil aceptar la idea de que eres diferente, de que te tratan de forma distinta, cuando a primera vista te pareces a todo el mundo. A menudo se asume que estamos exagerando o que lo hacemos a propósito, que muestra debilidad de carácter o falta de confianza en nosotros mismos, pero eso no es cierto. Yo nací hipersensible»

Aceptar y vivir con una sensibilidad exacerbada parece la mejor manera de convertir este rasgo en una fortaleza. Para Margaux, la aceptación y la introspección se convirtieron en su gracia salvadora: «Lo que me ayudó a afrontar mi hipersensibilidad fue, en primer lugar, comprenderla y conocerme a mí misma. Creo que muchos de los retos a los que nos enfrentamos ahora pueden desaparecer o hacerse más llevaderos si nos tomamos la molestia de entenderlos. Hoy en día intento adelantarme a las situaciones que podrían afectarme negativamente, simplemente evitándolas o encontrando una forma adecuada de evitarlas.»

Hay algunas claves de desarrollo personal que ayudan a las personas a lidiar con la sobreestimulación emocional:

  • Busca un espacio tranquilo para ti mismo o tómate un tiempo para distanciarte de un incidente o situación
  • Abraza tus emociones y aprende a expresar tus necesidades y sentimientos
  • Aprende a dejarte llevar y no te centres sólo en lo negativo

El autoconocimiento consiste en estar en sintonía con lo que te gusta y lo que no, en comprender tus límites y en asegurarte de que estás preparado para los numerosos retos de la vida.

Descarga tus emociones

Otra forma de abordar una tarea o situación difícil es despojarla de toda carga emocional. En lugar de intelectualizar y darle demasiadas vueltas a la tarea que tienes entre manos, intenta utilizar el enfoque del «trabajo profundo». Mantener la concentración y deshacerse de las distracciones nos ayuda a aprovechar al máximo nuestro tiempo. Deshacerse de una situación de su energía negativa, positiva, dolorosa, perturbadora, molesta o desafiante estableciendo un límite de tiempo puede ayudarnos a mantener el rumbo y aumentar la productividad.

Sobrevivir en la jungla

El mundo profesional puede ser especialmente duro para cualquier persona con sensibilidad aguda. Aquí tienes una selección de buenas prácticas que puedes incorporar a tu vida profesional diaria para encontrar el equilibrio perfecto entre sentimientos, emociones, situaciones y comportamientos:

  • Participa en una actividad recreativa o creativa que te dé un respiro y silencie a tu crítico interior
  • Prepárate para dormir antes de acostarte con un ritual de relajación como tomar un baño, hacer ejercicios de respiración, meditar o leer, y asegurándote de estar en un entorno tranquilo con luz tenue
  • Haz descansos regulares para estar a solas, escapar del caos y recargar las pilas
  • Dominar el arte de decir no para no sentirse abrumado por las exigencias de los demás

Poner las cosas en perspectiva -incluso su hipersensibilidad

En general, las circunstancias en las que vivimos son neutras. Son los pensamientos que proyectamos sobre estas situaciones los que generan una emoción positiva o negativa, como bien explicó la profesora de psicología Lisa Feldman Barrett en su charla TED de 2017.

Según la profesora Barrett, podemos controlar las emociones que sentimos aprendiendo a dirigir nuestros pensamientos. Al ver su hipersensibilidad como una ventaja, Margaux ha puesto en práctica esta teoría: «Hoy me gusta mi hipersensibilidad. Creo que tengo la suerte de poder sentir todo al 3.000%. Aunque a veces sea muy doloroso, también es lo que me hace extremadamente sensible a mi entorno y compasiva, lo que me ha llevado a lanzar mi obra benéfica. A menudo tengo la impresión de que la gente se pone anteojeras para hacer la vida más llevadera. Yo no me las pongo, ni quiero hacerlo nunca».

De este modo, todo es relativo, y somos responsables de poner las cosas en perspectiva para moderar, frenar o cambiar nuestra forma de pensar sobre lo que antes parecía problemático. Margaux siguió esta estrategia para enfrentarse a su hipersensibilidad: «Me estoy volviendo indiferente a lo que los demás sienten por mí: si le caigo bien a alguien es estupendo, pero si no le caigo bien a alguien no es un gran problema. Por fin me he dado cuenta de que tengo derecho, como cualquier otra persona, a afirmar mi posición y mis emociones y, sobre todo, a decir que no.»

Aunque la sociedad en general -y el lugar de trabajo en particular- suele valorar los rasgos de personalidad extrovertida, como la sociabilidad, la confianza en sí mismo y la intrepidez, la hipersensibilidad es sin duda una ventaja profesional. Ser una esponja emocional es un reto, pero también permite ver el mundo de forma diferente, con una conciencia aguda de los demás y del entorno, y una mente alerta, reflexiva, empática, intuitiva y analítica. Prueba de ello es el enorme éxito de los libros sobre hipersensibilidad, como Introvert Power: Why Your Inner Life Is Your Hidden Strength de Laurie Hawkes o Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking de Susan Cain. Parece que la sensibilidad está teniendo por fin el reconocimiento positivo que merece.

Ilustración de Antonio Uve

Traducción de Andrea Schwam

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