Aunque la enfermedad quística es común en la pelvis femenina y, en la mayoría de los casos, los ovarios están implicados, también se encuentran masas pélvicas quísticas no ováricas y se producen en una serie de formas, tamaños y ubicaciones dentro de la región pélvica femenina. Sus causas, pronóstico y tratamiento también varían.
Los quistes pueden formarse debido a la endometriosis, la enfermedad inflamatoria pélvica, la cirugía abdominal o pélvica previa y los traumatismos. En raras ocasiones, se forma un quiste en el apéndice o a su alrededor, normalmente cuando se trata de una apendicectomía. Las trompas de Falopio pueden volverse quísticas cuando se dilatan con líquido, pus o sangre, causados por adherencias de una enfermedad inflamatoria, un embarazo ectópico tubárico o una endometriosis.
Una lesión uterina llamada leiomioma -un tumor benigno de músculo liso- es el tumor ginecológico más común, que afecta al 40% de las mujeres mayores de 35 años. La adenomiosis es otra afección común y benigna que afecta a las mujeres que menstrúan, especialmente a las que han tenido más de un hijo.
Se pueden formar varios tipos de quistes fuera del peritoneo, como quistes meníngeos espinales, quistes de desarrollo retrorrectal, linfoceles, linfangiomas quísticos y hemangiomas.
Por último, los abscesos pélvicos pueden ser el resultado de apendicitis, diverticulitis, enfermedad intestinal inflamatoria, fuga anastomótica postoperatoria, hematoma infectado, linfocele, seroma y urinoma.
Se dispone de múltiples tipos de imágenes y son necesarias, junto con un examen físico y una historia clínica completa, para determinar la naturaleza exacta de la masa abdominal y, por tanto, para determinar el mejor curso de tratamiento.