Desde hace tiempo se cree que las almohadillas térmicas y las bolsas de agua caliente remedian los dolores de estómago o el dolor menstrual.

Ahora los científicos han descubierto cómo el calor aplicado externamente alivia el dolor interno.

«El dolor de los cólicos, la cistitis y el dolor menstrual se debe a una reducción temporal del flujo sanguíneo o a una distensión excesiva de los órganos huecos, como el intestino o el útero, lo que provoca daños en los tejidos locales y activa los receptores del dolor», explica Brian King, del University College de Londres. «El calor no sólo proporciona comodidad y tiene un efecto placebo: en realidad desactiva el dolor a nivel molecular de forma muy parecida a como actúan los analgésicos farmacéuticos.»

Cuando se aplica a la piel un calor de más de 40 grados Fahrenheit (40 Celsius), se activan los receptores de calor que se encuentran más abajo, donde está el dolor. A su vez, los receptores de calor bloquean el efecto de los mensajeros químicos que hacen que el cuerpo detecte el dolor.

En concreto, King y sus colegas descubrieron que un receptor de calor llamado TRPV1 puede bloquear los receptores del dolor P2X3.

«El problema del calor es que sólo puede proporcionar un alivio temporal», dijo King. «El foco de la investigación futura seguirá siendo el descubrimiento y desarrollo de fármacos para el alivio del dolor que bloqueen los receptores del dolor P2X3».

El estudio se presentó ayer en la reunión anual de la Sociedad de Fisiología. No ha sido publicado en una revista revisada por pares.

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