El retraso mental es una categorización para un grupo heterogéneo de individuos con déficits concurrentes en el funcionamiento intelectual y adaptativo. El retraso mental es una desviación en el desarrollo que puede aumentar el riesgo de trastorno mental y acompañarse de problemas médicos. La combinación de factores de desarrollo, médicos y psiquiátricos complica el tratamiento. En este capítulo se analizan diversas pruebas de inteligencia utilizadas en la evaluación y el diagnóstico del retraso mental. Estas pruebas incluyen las Escalas Bayley de Desarrollo Infantil, Segunda Edición, las Escalas Bayley de Desarrollo Infantil y del Niño Pequeño, Tercera Edición, las Escalas de Habilidad Diferencial (DAS), las Escalas McCarthy de Habilidades de los Niños, la Escala Wechsler de Inteligencia Preescolar y Primaria (WPPSI-III), la Escala de Inteligencia de Wechsler para Niños-Revisada (WISC-IV), la Escala de Inteligencia de Wechsler para Adultos, Tercera Edición (WAIS-III), las Escalas de Inteligencia de Stanford-Binet, (SB5), la Escala Internacional de Rendimiento de Leiter original, y la Escala Internacional de Rendimiento de Leiter-Revisada. Las medidas de inteligencia desempeñan un papel crucial en la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de los niños y adolescentes con retraso mental. Los distintos tests hacen hincapié en diversos elementos del constructo de inteligencia. El conocimiento de la gama de pruebas disponibles permite utilizar múltiples herramientas de evaluación para obtener la información más precisa sobre la capacidad cognitiva y adaptativa de un individuo. La formación adecuada, la práctica y la supervisión clínica son los pilares de las normas de competencia para las pruebas de inteligencia cuando se enfrentan a la compleja tarea de diagnosticar diferencialmente el retraso mental de una serie de trastornos del desarrollo y problemas de aprendizaje de apariencia similar.
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