En el Instituto Lister de Medicina Preventiva se ha empezado a utilizar el aire líquido como agente en la investigación biológica. Una investigación sobre los componentes intracelulares del bacilo de la fiebre tifoidea, iniciada bajo la dirección del doctor Allan Macfadyen, hizo necesaria la separación del plasma celular del organismo. El método adoptado al principio para la desintegración de las bacterias era mezclarlas con arena de plata y batir el conjunto en un recipiente cerrado en el que una serie de paletas horizontales giraban a gran velocidad. Pero este procedimiento presentaba ciertos inconvenientes, por lo que se buscó algún medio para eliminar la arena y triturar los bacilos per se. Esto se encontró en el aire líquido, que, como se había demostrado mucho antes en la Royal Institution, tiene el poder de reducir materiales como la hierba o las hojas de las plantas a tal estado de fragilidad que pueden ser fácilmente pulverizados en un mortero. Con su ayuda se ha logrado una trituración completa de los bacilos de la fiebre tifoidea en el Instituto Jenner, y el mismo proceso, ya aplicado con éxito también a las células de levadura y a las células animales, se está extendiendo en otras direcciones.
Cuando se licua el aire, el oxígeno y el nitrógeno se condensan simultáneamente. Sin embargo, debido a su mayor volatilidad, este último hierve más rápidamente de los dos, de modo que el líquido restante se vuelve gradualmente más rico en oxígeno.