El hipertiroidismo es frecuente y afecta aproximadamente al 2% de las mujeres y al 0,2% de los hombres. La causa más común de hipertiroidismo es la enfermedad de Graves, un trastorno autoinmune asociado a inmunoglobulinas circulantes que se unen al receptor de la tirotropina (TSH) y lo estimulan, dando lugar a una hiperactividad tiroidea sostenida. El bocio nodular tóxico provoca un hipertiroidismo debido a la hiperfunción autónoma de zonas localizadas del tiroides. Existen tres modalidades de tratamiento reconocidas para el hipertiroidismo: fármacos antitiroideos, cirugía y radioyodo. Todos son eficaces, pero ningún método ofrece una cura absoluta. A los pacientes con enfermedad de Graves se les pueden recetar fármacos antitiroideos durante un periodo de 12 a 18 meses con el fin de inducir una remisión a largo plazo. Estos fármacos también se administran a menudo durante un breve período para que el paciente sea eutiroideo antes de la terapia definitiva con radioyodo o tiroidectomía. Sin embargo, los fármacos antitiroideos no «curan» el hipertiroidismo asociado a un bocio nodular tóxico. El uso del radioyodo como terapia de primera línea para el hipertiroidismo está creciendo. Se tolera bien, y la única secuela a largo plazo es el riesgo de desarrollar un hipotiroidismo inducido por el radioyodo. El radioyodo puede utilizarse en todos los grupos de edad, excepto en los niños, aunque también debe evitarse en el embarazo y durante la lactancia. Debe evitarse el embarazo durante los 4 meses siguientes a su administración. El radioyodo puede provocar un deterioro de la oftalmopatía de Graves y la cobertura con corticoides puede reducir el riesgo de esta complicación. El tratamiento de elección para el hipertiroidismo de bocio nodular tóxico es el radioyodo. La cirugía, ya sea una tiroidectomía subtotal o casi total, tiene un papel limitado pero específico en el tratamiento del hipertiroidismo: este enfoque rara vez se utiliza en pacientes con enfermedad de Graves, a menos que se haya rechazado el yodo radiactivo o que haya un gran bocio que cause síntomas de compresión en el cuello. El objetivo de la cirugía es curar la patología subyacente dejando tejido tiroideo residual para mantener el eutiroidismo postoperatorio.