Continuación

En su informe, Loke y Derry realizaron un «metaanálisis», un método que combina información de más de un estudio de investigación para llegar a conclusiones que no podrían extraerse únicamente sobre la base de una sola investigación. Y lo que descubrieron fue que en 24 estudios diferentes realizados por investigadores a lo largo de más de 25 años y que incluían a casi 66.000 sujetos, el uso de la aspirina -incluso en dosis relativamente bajas- se asociaba con las hemorragias gastrointestinales.

Loke también tiene noticias decepcionantes para aquellos que esperan eludir el riesgo de hemorragia mediante el uso de las llamadas aspirinas «con recubrimiento entérico», que se han considerado algo más seguras que la aspirina normal: No lo son. «No encontramos pruebas de que estas fórmulas reduzcan el riesgo de hemorragia gastrointestinal», dice a WebMD.

Esencialmente, dice Loke, no se pueden obtener los beneficios de la aspirina sin asumir también los riesgos. «La aspirina funciona de dos maneras», explica Loke. «Se suele utilizar como analgésico, y para ello se necesitan dosis bastante grandes. Pequeñas dosis de aspirina, quizá 10 ó 20 veces menores que las utilizadas para aliviar el dolor, son lo suficientemente fuertes como para eliminar las plaquetas de la sangre y diluirla. El beneficio de diluir la sangre es que es menos probable que se formen coágulos que provoquen accidentes cerebrovasculares o ataques cardíacos. Pero no se puede tener este beneficio sin correr al mismo tiempo el riesgo de hemorragias en el intestino. Por lo tanto, parece probable que cualquier dosis de aspirina que sea eficaz para prevenir los accidentes cerebrovasculares conlleve el riesgo de complicaciones hemorrágicas».

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