Según Fast Company, la producción de tabaco y los ingresos en los EE.UU. han caído de forma salvaje, alrededor de un 60 por ciento de 1997 a 2011. La creciente concienciación sobre los efectos increíblemente peligrosos para la salud del consumo de tabaco a través de cigarrillos y otros métodos ha supuesto un enorme coste para el cultivo. Los cultivadores de tabaco, principalmente en los estados del medio sureste como Kentucky y Carolina del Norte, han dejado de cultivarlo cada vez más. ¿Por qué molestarse?
Pero el tabaco es más que un simple relleno para cigarrillos y pipas. Es un miembro de la familia de las solanáceas, como los tomates y las berenjenas, pero de crecimiento increíblemente rápido; el tabaco suele cosecharse varias veces al año, cortándolo en la parte inferior del tallo con un cuchillo y dejándolo crecer de nuevo. Y esa capacidad lo convierte en un cultivo interesante para otros usos además del habitual del cigarrillo.
En los últimos años, los biólogos han estado jugando con la cría y la modificación del tabaco para cambiar su posible uso. A veces se cría para que no tenga nicotina, el principal agente estimulante y adictivo, y para que tenga un alto contenido de azúcar. Estas dos cualidades lo hacen totalmente inadecuado para curar y fumar, pero prometedor para su uso como biocombustible.
Denice Thibodeau, del Danville Register & Bee, nos alerta de un proyecto en Danville, Virginia, un entorno ideal para el tabaco. Tyton Bioenergy, con sede en Danville*, ha estado trabajando con el tabaco como fuente de biocombustible y aceite. Con plantas de tabaco que pueden crecer, dice Thibodeau, hasta 4,5 metros de altura, Tyton puede conseguir una gran cantidad de materia vegetal para prensar y procesar la materia prima del biocombustible. De hecho, la empresa dice: «Este tabaco energético patentado puede producir hasta tres veces la cantidad de etanol por acre que el maíz y tres veces el aceite por acre que la soja.»
Ahora, Tyton dice que han descubierto una forma de utilizar el biocombustible del tabaco como combustible para aviones, lo que les sitúa en el sorprendente y cada vez más concurrido espacio de los combustibles para aviones basados en el tabaco – Boeing lleva un tiempo trabajando en algo similar, aunque utilizando tabaco sudafricano en lugar de americano.
¿Quién iba a decir que el tabaco podría asegurarse una segunda vida?
* Corrección: En una versión anterior de este artículo se identificaba erróneamente que Tyton Bioenergy tenía su sede en Carolina del Norte. Pedimos disculpas por el error.