Los mamuts de San Pablo sobrevivieron hasta hace 5.600 años, pero las razones de su extinción han sido objeto de especulación durante mucho tiempo. El pasado agosto, un equipo dirigido por Russell W. Graham, de la Universidad Estatal de Pensilvania, descartó todos los candidatos principales, como la depredación humana, los osos polares, el aumento de la capa de nieve en invierno, la actividad volcánica y el cambio de la vegetación.
La verdadera razón, concluyeron, tras examinar los sedimentos del lecho del lago, fue simplemente la falta de agua dulce. Los elefantes son grandes bebedores y los mamuts, sus primos cercanos, probablemente lo eran aún más, porque estaban adaptados al frío pero intentaban sobrevivir en el clima posterior a la edad de hielo. Durante los periodos de sequía, sólo había un lago en San Pablo y éste parece haber fracasado, ya que los mamuts sedientos destruyeron la cubierta vegetal de sus orillas.
Los mamuts de Wrangel, una isla mucho más grande, sobrevivieron durante unos 1.600 años más y parecen haber tenido un destino diferente. Un equipo dirigido por Eleftheria Palkopoulou y Love Dalen, del Museo Sueco de Historia Natural, obtuvo una importante información sobre la historia de la población del mamut lanudo al analizar los genomas completos de dos individuos. Uno de ellos era un mamut de tierra firme, del distrito de Oimyakon, en el noreste de Siberia, que murió hace unos 45.000 años, en una época en la que la especie aún florecía. El otro procedía de la isla de Wrangel y pereció hace unos 4.300 años, unos cientos de años antes de la extinción final.
A partir de la cantidad de variación genética en cada genoma, el equipo sueco pudo calcular el tamaño efectivo de la población -un concepto genético aproximadamente equivalente a la población reproductora- de los mamuts lanudos en cada periodo de tiempo. El genoma del mamut de Oimyakon indicaba un tamaño efectivo de la población de 13.000 individuos, mientras que el del mamut de Wrangel era de apenas 300.