Desde hace tiempo se sabe que el complejo de la amígdala forma parte del circuito neuronal crítico para la emoción. Más allá de su papel en la reactividad emocional, los estudios de modelos animales y de pacientes con daños en la amígdala demuestran su importancia en el aprendizaje emocional, mediante el cual las señales adquieren significado a través de la asociación con eventos gratificantes o aversivos. Aunque su función en el aprendizaje asociativo está bien establecida, otras investigaciones recientes han avanzado el concepto de que la amígdala regula procesos cognitivos adicionales, como la memoria o la atención. Por ejemplo, recientemente se ha demostrado una correspondencia en la función de la amígdala en la modulación de la memoria en humanos y animales de laboratorio. El uso de modelos animales ha definido progresivamente los circuitos de estas funciones dentro de la amígdala y sus interconexiones con otros sistemas cerebrales, incluidas las vías a través de las cuales la amígdala modula la memoria y regula la atención. Estas diversas líneas de investigación están haciendo avanzar progresivamente nuestra comprensión del papel de la amígdala en la creación de vínculos entre el afecto y la cognición.