La experiencia de Melissa King en la temporada 12 de Top Chef le ayudó a forjar un camino de éxito en su carrera y a ganar la temporada 17.
¿Cómo hacer llorar de alegría a un carnicero italiano que se viste con orgullo y a viva voz con los colores de la bandera de su país? Si eres la chef Melissa King, haces tiramisú, pero lo haces personal, sustituyendo el amargo espresso por los recuerdos de té con leche de Hong Kong de tu infancia.
Para ser justos con Dario Cecchini, había pocos ojos secos entre los jueces invitados de Top Chef cuando terminamos el último plato de King durante la grabación de la final de la temporada 17 en un hotel en las montañas neblinosas sobre la ciudad toscana de Barga. (Cuando las luces de la televisión brillaban más, King derrotó a sus dos competidores entrelazando la historia y los sabores de su crianza, utilizando ingredientes italianos y técnicas precisas, para crear un menú de cuatro platos que cobró impulso con cada uno de ellos y la diferenció claramente de los otros finalistas.
«Se me pone la piel de gallina al pensar en ello», me dijo King recientemente. «Canalicé la energía de mi comida y les presenté mi verdadero y auténtico yo a todos ustedes. Que Darío se lo comiera, que le provocara esa emoción y que entendiera de dónde venía fue muy bonito. Nacida en Los Ángeles, de madre cantonesa y padre shanghainés, King se crió en el valle de San Gabriel y ascendió en la zona de la bahía en cocinas como Campton Place, Luce y el Dining Room del Ritz-Carlton con Ron Siegel, a quien atribuye la mayor influencia en su filosofía culinaria y su carrera. Después de trabajar como carnicera y chef privada, King recibió una llamada de los productores de Bravo y se unió al reparto de la temporada 12 de Top Chef en Boston, donde llegó a la final. A pesar de haber dirigido cocinas con estrellas Michelin y de haber sido la mejor de su clase, incluso en el Culinary Institute of America, cocinar ante la cámara le resultó un gran reto.
«Fui dolorosamente tímida la mayor parte de mi vida», dijo. «No pude dar un discurso en la boda de mi hermana. Se ve un lado diferente de mí, alguien que ha crecido más. La última vez intenté demostrar algo a mis padres. Esta vez, intentaba hacerlo por mí».
Degusté la confianza de King durante el rodaje del episodio 11 en el emblemático restaurante californiano Michael’s, donde glaseó codorniz simplemente a la parrilla con una salsa agridulce cocinada con ciruelas. Había escogido la fruta en el cercano Mercado de Granjeros de Santa Mónica, y la inspiración para el plato procedía del char siu lacado.
«Ese plato fue la muestra más perfecta de dónde brillan sus puntos fuertes», dijo Brooke Williamson, la ganadora de la temporada 14 de Top Chef, que se sentó en la mesa de los jueces en Michael’s. «Su mayor fortaleza es su capacidad para centrarse en ingredientes, sabores o conceptos específicos y tener la confianza para seguir adelante sin complicarse en exceso».
Como colegas chefs californianos y concursantes de Top Chef, Williamson y King han entablado una amistad que ocasionalmente se convierte en colaboraciones en eventos como Clusterfest, un festival de comedia en San Francisco, donde el dúo subió al escenario para compartir cómo descomponer un cerdo entero.
Mientras que Williamson sigue operando restaurantes de ladrillo y mortero alrededor de Los Ángeles, King ha logrado redefinir lo que significa ser un chef en este momento en una de las ciudades más caras del país, y lo está haciendo sin las limitaciones de cuatro paredes o un gran personal. Sus proyectos incluyen cenas pop-up; colaboraciones con marcas como la que tiene con el fabricante de helados de San Francisco Humphry Slocombe (nuevo sabor: helado de té con leche de Hong Kong); una línea de salsas artesanales de autor; y -en un orgulloso guiño a su papel como pionera de los chefs LGBTQ- una colección de gorros con la temática del Orgullo, cuyas ventas se destinan a The Trevor Project, una organización nacional que ofrece servicios de intervención en crisis a jóvenes LGBTQ. (Ambos están disponibles en su sitio web personal, chefmelissaking.com, donde también se pueden inscribir en sus clases de cocina.)
Demuestra que la nueva economía de los eventos, las líneas de productos y las asociaciones significa que los chefs ya no tienen que seguir una sola trayectoria profesional. «Toda mi vida crecí pensando que quería tener un restaurante, ser chef y conseguir una estrella Michelin. No fue hasta mi experiencia en Top Chef que el mundo se volvió mucho más amplio y abierto. Puedo hacer lo que quiera». Y al igual que hizo en la Toscana durante la final del programa, King está escribiendo su historia a su manera. «Puedo crear mi propia versión de lo que es ser un chef de éxito.»
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