La respiración es algo que todos hacemos sin darnos cuenta. Inspiramos y espiramos unas 22.000 veces al día.

Somos impulsados por la respiración. Nuestros pulmones nos alimentan con oxígeno, el gas que mantiene la vida de nuestro cuerpo. Nuestros pulmones aspiran el aire, luego extraen el oxígeno y lo hacen pasar por nuestro torrente sanguíneo, donde es transportado a los tejidos y órganos que nos permiten caminar, hablar y movernos.
Nuestros pulmones también toman el dióxido de carbono de nuestra sangre y lo liberan en el aire cuando exhalamos.

Nuestro cerebro controla la rapidez con la que nuestros pulmones toman aire. Cuando hacemos ejercicio o jugamos, nuestro cerebro le dice a nuestros pulmones que trabajen más rápido. Cuando dormimos o descansamos, nuestros pulmones se ralentizan.

Nuestra respiración y nuestros pulmones son preciosos. Debemos protegerlos.

Aquí tienes algunos datos curiosos sobre nuestra respiración y nuestros pulmones:

Tus pulmones izquierdo y derecho no son exactamente iguales. El pulmón del lado izquierdo está dividido en dos lóbulos. El pulmón del lado derecho está dividido en tres. El pulmón izquierdo también es ligeramente más pequeño, lo que deja espacio para el corazón.

¿Sabes que puedes vivir con un solo pulmón? Tener un solo pulmón limita tu capacidad física. Sin embargo, no te impide llevar una vida relativamente normal.

Las personas que tienen una gran capacidad pulmonar pueden enviar el oxígeno a su cuerpo más rápidamente. Puede aumentar su capacidad pulmonar con ejercicio regular.

Cuando está en reposo, el adulto medio respira entre 12 y 20 veces por minuto.

Los pulmones contienen aproximadamente 2.400 kilómetros de vías respiratorias y entre 300 y 500 millones de sacos de aire (alvéolos).

Si se extendiera, la superficie total de los pulmones tendría el mismo tamaño que media pista de tenis.1

En los pulmones hay unos 600 millones de sacos pulmonares (alvéolos). Si los estiras todos, tendrían el tamaño de cuatro y medio camiones de 18 ruedas aparcados uno al lado del otro.

Tus pulmones son importantes para hablar y cantar. Encima de la tráquea está la laringe, que contiene las cuerdas vocales. La cantidad de aire que haces pasar por ellas puede cambiar el tono del sonido y también cambia el volumen del mismo.

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