La mayoría de las veces pensamos en las lenguas indígenas en el contexto de la colonización, es decir, en las lenguas utilizadas por los pueblos que habitaban originalmente regiones que posteriormente fueron colonizadas. Estas son las lenguas que la ONU tenía en mente cuando declaró una profunda preocupación por el gran número de lenguas indígenas en peligro de extinción. Y con razón. Más de 2.400 de las cerca de 7.000 lenguas que se utilizan hoy en día en el mundo están en peligro de extinción y la mayoría de ellas son lenguas indígenas en el sentido mencionado.
Es de agradecer, pues, que en 2019 se celebre el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, junto con la concienciación que esto supondrá, ya que las comunidades indígenas que hablan estas lenguas suelen estar marginadas y desfavorecidas. Pero hay otras comunidades que hablan lenguas indígenas a las que todavía no se les presta mucha atención: las comunidades de sordos de todo el mundo que utilizan lenguas de signos.
Diversidad lingüística
Las lenguas de signos son lenguas naturales, complejas y de pleno derecho, con su propia gramática, vocabulario y dialectos. En la actualidad hay más de 140 lenguas de signos vivas registradas en el mundo.
Estas lenguas de signos han evolucionado de forma natural, al igual que las lenguas habladas. No existe una lengua de signos «universal» que sea entendida por todas las comunidades de sordos del mundo. Por ejemplo, la lengua de signos británica y la lengua de signos americana son lenguas completamente ajenas; los hablantes de estas dos lenguas no pueden entenderse sin la ayuda de un intérprete.
En general, los pueblos indígenas y sus lenguas impulsan gran parte de la diversidad cultural y lingüística del mundo, y las lenguas de signos constituyen sólo una pequeña parte de ella. Pero la diversidad particular que muestran las lenguas de signos contribuye enormemente a nuestra comprensión de lo que es el lenguaje.
Las lenguas de signos se adquieren y procesan en el cerebro igual que las lenguas habladas y cumplen las mismas funciones comunicativas. Sin embargo, lo hacen a través de medios muy diferentes. Las lenguas de signos y los lenguajes de signos táctiles nos han enseñado que nuestra capacidad para el lenguaje es independiente de cualquier medio.
Cualquier parte de la parte superior de nuestro cuerpo puede participar en la producción del lenguaje y puede ser portadora de la gramática, como en el lenguaje de signos americano, donde las expresiones faciales tienen funciones gramaticales. Podemos entender las lenguas no sólo por el oído, sino también por la vista y el tacto. Esta constatación ha contribuido en gran medida a nuestra comprensión de la capacidad del lenguaje en los seres humanos.
Las lenguas de signos indígenas
La lengua de signos británica es una de las 11 lenguas indígenas del Reino Unido. El uso de la comunicación por signos en el Reino Unido se remonta al menos al siglo XVII. El registro parroquial de St Martin’s Parish en Leicestershire menciona que en 1575 Thomas Tillsye, que era sordo, utilizó signos «para la expresión de su mente en lugar de palabras» durante su ceremonia de boda.
En su relato del gran incendio de Londres en 1666, el famoso diarista Samuel Pepys menciona a uno de los informantes de Sir George Downing, un niño sordo, que relató las noticias sobre el incendio utilizando signos: «Hizo signos extraños sobre el fuego… y muchas cosas que ellos entendieron, pero yo no pude»
Los lenguajes de signos evolucionan de forma natural cuando una comunidad tiene suficientes miembros sordos. A veces esto ocurre debido a una alta incidencia de sordera en una determinada región, como en el caso de la lengua de signos de Martha’s Vineyard (ahora extinta) en Estados Unidos, la lengua de signos beduina Al-Sayyid en Israel, la lengua de signos Ban Khor en Tailandia, la lengua de signos maya yucateca en México y la Kata Kolok en Indonesia. Estos son ejemplos de lenguas de signos de pueblos, y pueden enseñarnos mucho sobre la inclusión: los miembros de la comunidad sorda están bien integrados en la comunidad porque todos, sordos y oyentes, utilizan la lengua de signos.
Otras lenguas de signos han surgido cuando los niños sordos se reúnen en entornos educativos, como las escuelas residenciales. Por ejemplo, cuando los niños sordos de todas partes de Nicaragua se reunieron por primera vez en escuelas para sordos a principios de la década de 1980, los intentos de enseñarles español fracasaron. En su lugar, crearon una nueva lengua de signos, ahora conocida como Lengua de Signos Nicaragüense. La lengua de signos británica también se ha aprendido históricamente en las escuelas residenciales para sordos, a menudo en secreto en los dormitorios porque los niños eran castigados si se les sorprendía haciendo señas en la escuela.
Los niños sordos privados
Las comunidades sordas de todo el mundo se enfrentan a muchos retos similares a los de los pueblos indígenas de todo el mundo. Al igual que los pueblos indígenas, las personas sordas suelen estar aisladas política y socialmente, tienen menos oportunidades educativas y profesionales, y tienen un acceso limitado a la información y a los servicios públicos.
Si bien todas las lenguas indígenas son indispensables para las comunidades que las utilizan, este es el caso, aún más, de las lenguas de signos. Las personas sordas no pueden oír y, por tanto, no pueden acceder fácilmente a la lengua hablada mayoritaria. Esto tiene implicaciones de gran alcance para la adquisición del lenguaje.
Los niños sordos no pueden aprender las lenguas habladas hasta que tienen la edad suficiente para que se les enseñe a leer, escribir, leer los labios y posiblemente hablar. En términos de adquisición del lenguaje, esto es demasiado tarde -las primeras semanas, meses y años cuentan-, además de ser extremadamente difícil y frustrante para los niños. En consecuencia, los bebés, los niños pequeños y los niños de corta edad sordos que no están expuestos a una lengua de signos en una etapa temprana de su vida corren el riesgo de padecer una privación lingüística, ya que pueden tener problemas de fluidez del lenguaje a lo largo de la vida y problemas cognitivos relacionados con el aprendizaje del lenguaje.
Este es también el caso de los niños con implantes cocleares porque el éxito de los implantes cocleares es muy variable. La exposición temprana a una lengua de signos no sólo permite que los niños sordos crezcan bilingües y posiblemente biculturales, sino que también les proporciona las herramientas necesarias para aprender la lengua hablada mayoritaria en la infancia posterior. Los niños sordos con buenas habilidades de signos suelen producir y comprender mejor la lengua hablada que les rodea que los niños sordos que no utilizan una lengua de signos.
Así que mientras celebramos y promovemos las lenguas, culturas y pueblos indígenas en 2019, no nos olvidemos de las lenguas de signos y de las contribuciones únicas que también aportan a sus usuarios y comunidades.