Por Anna Gosline

Los bebés recién nacidos prefieren mirar las caras atractivas, afirma un investigador del Reino Unido, lo que sugiere que el reconocimiento de las caras está programado desde el nacimiento, en lugar de ser aprendido.

Alan Slater y sus colegas de la Universidad de Exeter mostraron imágenes de caras emparejadas a bebés de tan sólo un día de edad y descubrieron que pasaban más tiempo fijándose en la cara más atractiva.

«El atractivo no está en el ojo del que mira, sino que es innato para un recién nacido», dice Slater.

Los psicólogos del desarrollo saben desde hace años que los bebés tienen preferencias por ciertos objetos, como las imágenes de alto contraste y las formas curvas y biológicas. Pero el origen de estas preferencias seguía siendo desconocido.

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La investigación de Slater, realizada con bebés extraordinariamente pequeños, apoya la idea de que los bebés no son meras pizarras en blanco, sino que vienen al mundo con un sistema de percepción bastante desarrollado.

Personas bonitas

El grupo tomó fotografías de una variedad de rostros femeninos y pidió a los sujetos adultos que se presentaban que los calificaran según su atractivo. Los sujetos puntuaron cada rostro en una escala del 1 al 5. A continuación, los investigadores buscaron pares de fotografías que fueran similares en todos los aspectos -en brillo y contraste, por ejemplo- pero que estuvieran en los extremos opuestos de la escala de atractivo.

Luego presentaron estas fotografías emparejadas a bebés recién nacidos, cuya edad oscilaba entre uno y siete días. Todos los bebés se encontraban en el hospital después del nacimiento. Un investigador mantuvo a cada bebé en posición vertical a unos 30 centímetros de distancia de las dos fotos. Otro se situó fuera de la vista y anotó hacia dónde se dirigían los ojos de los bebés.

Casi todos los bebés pasaron más tiempo mirando la cara más atractiva que la menos atractiva, dice Slater, que presentará sus resultados en el Festival de la Ciencia de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, que se celebrará en Exeter a finales de esta semana.

Sugiere que la razón de esta preferencia es sencilla: las personas bonitas tienen en realidad el prototipo de un rostro humano. Los investigadores llevan mucho tiempo observando que, al unir cientos de rostros, se alcanza una media estadística de características faciales que resulta ser increíblemente atractiva.

En la mente de un bebé, estas caras bonitas pueden representar el rostro humano estereotipado, dice Slater, que han evolucionado para reconocer. Esta información incorporada ayuda a los bebés a aprender rápidamente, incluida la capacidad de emparejar caras con sonidos como voces.

Según Slater: «Los bebés nacen con una representación bastante detallada del rostro humano medio que les ayuda a reconocer caras familiares y también a aprender sobre el mundo social».

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