Algunos bebés desarrollan una zona plana en la cabeza por estar tumbados en la misma posición durante largos periodos de tiempo, pero los cascos especiales no son eficaces para tratar la afección, según un nuevo estudio.

Alrededor de uno de cada cinco bebés de menos de 6 meses tiene este problema, según los expertos. Se ha vuelto más común a raíz de las campañas que instan a los padres a colocar a los bebés de espaldas cuando duermen, para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).

El uso de estos caros cascos para tratar las cabezas aplanadas es controvertido y se ha investigado poco sobre su uso, señalan los autores del estudio.

El nuevo estudio se publicó el 1 de mayo en la edición online de BMJ.

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Los bebés llevan un casco para el tratamiento de la plagiocefalia (cabeza deforme).

Investigadores de los Países Bajos analizaron a 84 bebés que tenían un aplanamiento de la cabeza de moderado a grave. A partir de los 6 meses de edad, la mitad de los bebés llevaron un casco rígido y ajustado hecho a medida durante 23 horas al día durante seis meses. Los demás no recibieron ningún tratamiento.

Cuando los niños tenían 2 años, no había diferencias significativas en el grado de mejora de la forma de la cabeza entre los dos grupos, ni en el número de ellos que recuperaron por completo la forma normal de la cabeza: el 25,6 por ciento de los que llevaban casco y el 22.Un 25,6 por ciento de los que llevaban casco y un 22,5 por ciento de los que no lo llevaban, según un comunicado de prensa de la revista.

Los padres de los bebés que llevaban casco informaron de numerosos efectos secundarios, como irritación de la piel (96 por ciento), un olor desagradable (76 por ciento), sudoración (71 por ciento) y dolor (33 por ciento). Además, el 77 por ciento de los padres dijo que el casco les impedía abrazar a su bebé.

Cuando los niños alcanzaron los 2 años de edad, los padres de ambos grupos informaron de que en general estaban satisfechos con la forma de la cabeza de sus hijos. Entre los padres cuyos bebés llevaban cascos, la puntuación media de satisfacción era de 4,6 sobre 5, y entre aquellos cuyos bebés no habían recibido el tratamiento la puntuación era de 4,4 sobre 5, según el estudio.

«Basándonos en la eficacia de la terapia con casco, y en la alta prevalencia de efectos secundarios y los elevados costes, desaconsejamos el uso de un casco como tratamiento estándar para los bebés sanos con deformación craneal de moderada a grave», concluyeron el investigador Renske van Wijk, de la Universidad de Twente, en Enschede, y sus colegas.

Según la Academia Americana de Pediatría, la gran mayoría de estos casos pueden tratarse con fisioterapia y medidas no invasivas.

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