Adam Smith puede ser considerado un precursor de la economía de libre mercado, pero no tenía ningún problema con el crecimiento. La idea del crecimiento económico, medido por el PIB, fue muy posterior. Para Smith, era una cuestión de mejora. Se podía mejorar o potenciar la economía dotándola de infraestructuras o construyendo instituciones sólidas. En lugares como Gran Bretaña, hablar de mejora tiene más sentido que hablar de crecimiento.
Este es un tema que exploro con cierto detalle en mi próximo libro, pero aquí hay otro intento de detallar algunas de las formas en que podemos buscar mejorar la economía, con o sin crecimiento. Se trata de un informe titulado Better Than Growth, de la Australian Conservation Foundation. Ya tiene algunos años, pero lo he vuelto a encontrar recientemente y merece la pena destacar sus puntos clave.
«Para Australia, el reto económico fundamental ya no es cómo aumentar la producción de bienes y servicios», dice el informe. «Muchas de las cosas que los australianos desean – tiempo libre, comunidades vibrantes, un entorno natural próspero, un sentido de propósito y bienestar en nuestras vidas – no fluirán automáticamente de una economía en crecimiento. Necesitamos un nuevo enfoque: no uno enmarcado en la oposición al crecimiento económico, sino uno que sea activamente mejor que el crecimiento»
Aquí están las ocho áreas de enfoque para ofrecer una economía mejor que el crecimiento:
- Mejor progreso: si vamos a tomar el bienestar en serio, tenemos que ser capaces de medirlo. Así que el primer paso es adoptar un conjunto más amplio de métricas más allá del PIB.
- Mejor trabajo: hay muchas maneras de mejorar el trabajo. El informe de ACF menciona el tiempo de ocio en particular. También añadiría los derechos de los trabajadores, la democracia en el lugar de trabajo y la propiedad de los empleados.
- Mejorar la producción: pasar de un enfoque de desecho a una economía circular.
- Mejorar el consumo: el consumismo hace que las cifras del PIB sigan creciendo, pero a costa del medio ambiente, de la deuda de los consumidores y, de todos modos, muchas veces no nos hace felices. Una economía liberada de la necesidad de crecer sin cesar podría reducir la velocidad y adoptar una actitud más sana respecto a lo que compramos y poseemos.
- Mejores mercados: el informe menciona la eliminación de las subvenciones perversas y el uso de la regulación para reducir los niveles de contaminación y el precio de las externalidades. También podríamos fomentar los mercados locales, eliminando las barreras de entrada en industrias críticas o desafiando el poder de los monopolios.
- Mejores empresas – fomentando una mentalidad más a largo plazo, modelos sin ánimo de lucro, controlando los sueldos de los ejecutivos y conectando las recompensas con los resultados a largo plazo.
- Mejores impuestos – ACF adopta la línea pigouviana de trasladar los impuestos de la renta a la contaminación y el uso de los recursos, haciendo que el trabajo se pague mejor e incentivando una producción más limpia. Yo añadiría un impuesto sobre el valor de la tierra y un impuesto sobre las transacciones financieras.
- Mejor regulación – El informe se centra en el análisis coste-beneficio y en la necesidad de valorar los daños medioambientales y sociales. Creo que podríamos ir más allá y tratar de racionalizar la burocracia, eliminar la búsqueda de rentas y reducir las cargas reglamentarias allí donde podamos.