Le aconsejamos que tome medidas decisivas lo antes posible. Tu actitud hacia la violencia física debe ser siempre de tolerancia cero. La urgencia de tu situación se ve acentuada por la preocupación que has expresado respecto a tu seguridad personal. Esta es una bandera roja que no debe ser ignorada. El potencial de peligro es muy real en casos como éste. Tu regla básica debe ser «la seguridad es lo primero». Esta consideración se vuelve aún más apremiante cuando hay niños en el hogar.

¿Qué queremos decir exactamente con «acción decisiva»? Eso depende de sus circunstancias inmediatas. ¿Se enfrenta a un peligro inminente? ¿Acaba de sufrir un daño físico? Si es así, debe llamar al 911 sin demora. Deje que la policía intervenga y permita que el proceso se desarrolle a partir de ahí.

¿Y si han pasado varios días desde el último episodio violento y usted no está en peligro inmediato? En situaciones volátiles como ésta, es importante tener en cuenta que cada caso varía. Incluso si ha habido un período de «enfriamiento», puede que estés a sólo unas pocas palabras mal recibidas de una repetición y posiblemente una erupción más severa. Si tiene alguna razón para creer que esto puede ser una posibilidad, primero debe encontrar un lugar seguro, tal vez no revelado, antes de abordar la necesidad de cambio con su marido. Junto con este paso, también sería prudente consultar a un abogado sobre las implicaciones de abandonar su hogar durante un tiempo prolongado, ya que en algunos estados podría experimentar dificultades inesperadas si el motivo de esta acción es indocumentado.

Una vez que su seguridad y la de sus hijos esté garantizada, le aconsejamos que tome medidas inmediatas. No espere a que se produzca el siguiente brote. Explícale a tu marido con claridad y seguridad que este tipo de comportamiento es inaceptable y que no lo vas a tolerar más. Insiste en que busque ayuda profesional. Hágale saber que habrá consecuencias si se niega.

Para decirlo de otra manera, creemos que debe crear una crisis. Déle a su marido un ultimátum. Un cónyuge que se comporta de esta manera a veces puede ser persuadido de hacer un cambio si su pareja tiene el valor de defenderse. Dígale: «O vamos a terapia, o me mudo hasta que estés lista para ayudarme a resolver este problema». La separación puede ser lo que necesita para abrirle los ojos a su comportamiento y estimular un muy necesario autoexamen por su parte. Naturalmente, querrás asegurarte de que tu sistema de apoyo está en marcha antes de dar ese paso. Si vas a marcharte, necesitas un lugar al que ir: la casa de un amigo, un familiar o un vecino. Haga sus planes, alinee sus recursos y haga sus arreglos antes de hacer sus maletas y salir por la puerta.

También le sugerimos que busque la ayuda de un consejero profesional. Asegúrese de que el terapeuta que elija entienda la dinámica del abuso, el poder y el control, y que esté bien formado en el campo altamente especializado de los conflictos matrimoniales. Entre otras cosas, un terapeuta puede ayudarte a comprender los problemas más profundos que pueden estar subyacentes a tu voluntad de soportar este tipo de trato durante tantos años. Muchos maltratadores utilizan la violencia como forma de mantener el control sobre su cónyuge. En la mayoría de los casos también son extremadamente manipuladores y muy hábiles para convencer a la pareja de que no es digna de un mejor trato. Un buen consejero puede ayudarle a reconocer hasta qué punto el comportamiento de su cónyuge le ha lavado el cerebro y, por lo tanto, le ha adormecido en un estado de aceptación resignada de su suerte.

Lo ideal sería, por supuesto, que su cónyuge también buscara asesoramiento, pero no recomendamos que los dos lo hagan conjuntamente, al menos no al principio. Es demasiado fácil para un cónyuge abusivo manipular una situación de asesoramiento de pareja y, posteriormente, convertirla en su propio beneficio o utilizarla como excusa para un mayor comportamiento abusivo. Si la idea de un asesoramiento profesional le resulta demasiado abrumadora, considere la posibilidad de hablar con un pastor o un buen amigo, o vea si puede conseguir que un vecino le lleve a un centro comunitario en el que haya personas formadas para tratar problemas de maltrato doméstico. La idea es averiguar lo que puede hacer, no lo que no puede hacer, y actuar en consecuencia.

En relación con este último consejo, debe tener en cuenta que probablemente no va a ser un proceso rápido y fácil. El abuso suele estar arraigado en patrones de pensamiento y comportamiento profundamente arraigados, y no puede esperar revertir esos patrones en un par de sesiones de asesoramiento.

El personal de asesoramiento de Focus on the Family puede proporcionarle referencias a terapeutas matrimoniales y familiares cualificados que ejerzan en su zona. También considerarán un privilegio discutir su situación con usted por teléfono si cree que esto puede ser útil. Puede ponerse en contacto con nuestro departamento de Asesoramiento para una consulta gratuita. Estarán encantados de ayudarle en todo lo que puedan.

Recursos
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Referencias
Life Skills International

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