¿Qué es la parálisis de Bell?
La parálisis de Bell es un episodio inexplicable de debilidad muscular facial o parálisis facial que comienza de forma repentina y empeora a lo largo de tres a cinco días. Esta afección es el resultado de un daño en el séptimo nervio craneal (facial), y el dolor y las molestias suelen producirse en un lado de la cara o de la cabeza.
Puede afectar a cualquier persona de cualquier edad, pero se produce con mayor frecuencia en mujeres embarazadas y en personas que padecen diabetes, gripe, un resfriado u otra dolencia de las vías respiratorias superiores. Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, este trastorno del nervio facial afecta a unos 40.000 adultos y niños estadounidenses cada año. La parálisis de Bell afecta por igual a hombres y mujeres. Es menos frecuente antes de los 15 años o después de los 60.
La parálisis de Bell no se considera permanente, pero en raros casos no desaparece. Actualmente, no se conoce ninguna cura para la parálisis de Bell; sin embargo, la recuperación suele comenzar entre dos semanas y seis meses después de la aparición de los síntomas. La mayoría de las personas con parálisis de Bell recuperan toda la fuerza y la expresión facial.
Para más información o para solicitar una cita con un médico del Instituto del Nervio Facial, llame al 314.454.5437 o al 800.678.5437 o envíenos un correo electrónico.
¿Qué causa la parálisis de Bell?
Se desconoce la causa específica de la parálisis de Bell, sin embargo, se ha sugerido que el trastorno se debe a una inflamación dirigida por el sistema inmunológico del cuerpo contra el nervio que controla el movimiento de la cara. La debilidad o los síntomas observados en la parálisis de Bell se asocian a veces con lo siguiente:
- Diabetes
- Presión arterial alta
- Traumatismos
- Toxinas
- Enfermedad de Lyme
- Síndrome de Guillain-Barré
- Sarcoidosis
- Miastenia gravis
- Infección, especialmente después de una infección vírica por el virus del herpes simple (un virus relacionado con la causa de los «herpes labiales» comunes de la boca)
Estas afecciones causan debilidad a través de un mecanismo diferente al de la inflamación habitual de la parálisis de Bell.
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¿Cuáles son los síntomas de la parálisis de Bell?
A continuación se indican los síntomas más comunes de la parálisis de Bell. Sin embargo, cada individuo puede experimentar los síntomas de forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
- Trastornos del movimiento de los músculos que controlan las expresiones faciales, como sonreír, entrecerrar los ojos, parpadear, o el cierre del párpado
- Pérdida de sensibilidad en la cara
- Dolor de cabeza
- Las lágrimas
- Pérdida del sentido del gusto en los dos primeros tercios de la lengua
- Hipersensibilidad al sonido en el oído afectado
- Imposibilidad de cerrar el ojo del lado afectado de la cara
.tercios de la lengua
Los síntomas de la parálisis de Bell pueden parecerse a los de otras condiciones o problemas médicos. Consulte siempre a su médico para obtener un diagnóstico.
¿Cuál es el tratamiento para la parálisis de Bell?
Un tratamiento recomendado uniformemente para la parálisis de Bell es proteger el ojo para que no se seque por la noche o mientras se trabaja con el ordenador. El cuidado de los ojos, que puede incluir gotas para los ojos durante el día, una pomada a la hora de acostarse o una cámara de humedad por la noche, ayuda a proteger la córnea del rascado, lo que es crucial para el manejo de la parálisis de Bell.
Su médico establecerá un protocolo de tratamiento adecuado para su enfermedad en función de la gravedad de sus síntomas y de su perfil médico. Otras opciones de tratamiento incluyen:
- Medicamentos esteroides para reducir la inflamación
- Medicamentos antivirales, como el aciclovir
- Analgésicos o calor húmedo para aliviar el dolor
- Terapia física para estimular el nervio facial
Algunas personas pueden optar por utilizar terapias alternativas en el tratamiento de la parálisis de Bell, pero no hay pruebas de que estas terapias alternativas realmente hagan una diferencia absoluta en la recuperación de una persona. Dicho tratamiento puede incluir:
- Relajación
- Acupuntura
- Estimulación eléctrica
- Entrenamiento de biorretroalimentación
- Terapia de vitaminas, incluyendo B12, B6 y el mineral zinc
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