DISCUSIÓN
Los lipomas de estómago son muy raros, representando menos del 3% de todos los tumores benignos de estómago. Aunque generalmente son únicos, también pueden ser múltiples. Los lipomas gástricos subserosos son muy raramente sintomáticos. Probablemente por ello, no existe ningún informe sobre el tratamiento de los lipomas gástricos subserosos en la literatura médica inglesa. En nuestro caso, el lipoma subseroso localizado en el antro causó síntomas como dolor abdominal superior, trastornos dispépticos y vómitos. Esta localización es la principal responsable de la sintomatología dispéptica y obstructiva. El tamaño de la lesión se correlaciona con la aparición de los trastornos abdominales.
El diagnóstico del lipoma gástrico, en el pasado, antes de la era de la tecnología diagnóstica moderna, se hacía generalmente después de la cirugía. Por lo general, en los estudios con bario, los tumores extramucosos, incluidos los lipomas, revelan un defecto de relleno liso con aspecto de «ojo de buey» que es indistinguible de otros tumores mesenquimales. La tomografía computarizada es una herramienta de diagnóstico por imagen muy específica para el lipoma. En nuestro caso, los estudios con bario no mostraron ningún defecto de relleno, mientras que la tomografía computarizada abdominal mostró una masa ovalada homogénea y bien definida con valores de densitometría negativos de -50 y -60 unidades Hounsfield que corresponde a un lipoma (Figura (Figura1).1). Sin embargo, la TC no es precisa para determinar la capa de localización en la pared gástrica. Aunque la ecografía endoscópica (EUS) proporciona hallazgos más precisos de los tumores submucosos en cuanto a su forma, tamaño y localización dentro de las paredes gástricas, debido a los limitados recursos de nuestro hospital, esta técnica no está disponible. En nuestro caso, la endoscopia del tracto gastrointestinal superior y las biopsias se realizaron dos veces. Sin embargo, desempeñaron un papel complementario al ofrecer una descripción de una masa blanda submucosa de forma ovalada en el antro gástrico, una mucosa suprayacente normal y hallazgos histopatológicos. No es posible realizar una diferenciación endoscópica clara entre los lipomas gástricos y otras neoplasias submucosas, ya que las biopsias gástricas endoscópicas rutinarias no alcanzan la capa submucosa. Además, en la localización subserosa, era imposible alcanzar la neoplasia por vía endoscópica. A pesar de que la TC es altamente patognomónica, hay informes que sugieren la necesidad de verificar la especificidad y la sensibilidad de los sistemas de imagen no basados en la radiación, como la ecografía transabdominal de alta resolución (TAUS) y la resonancia magnética abdominal (RM).
Las modalidades de tratamiento de los lipomas gástricos han cambiado en paralelo a los avances en las técnicas endoscópicas y de imagen. La elección del tratamiento de los lipomas gástricos sigue siendo controvertida. Se ha informado de que se han utilizado diferentes procedimientos quirúrgicos y endoscópicos en el tratamiento de los lipomas submucosos, pero un diagnóstico preoperatorio más preciso permite sustituir los métodos de resección utilizados anteriormente por procedimientos limitados como la enucleación del tumor, la resección parcial u otros procedimientos endoscópicos y mínimamente invasivos. Aunque no hay transformaciones malignas de un lipoma gástrico, se ha informado de lesiones malignas separadas coincidentes. Como comentaron Yamamoto et al en 2004, los lipomas submucosos que se han extendido a la luz gástrica pueden provocar erosiones repetidas o inflamación local del epitelio gástrico, lo que se cree que favorece el cáncer gástrico. Por lo tanto, es necesario realizar una evaluación diagnóstica completa antes del tratamiento. En nuestra paciente, la evaluación preoperatoria no encontró ninguna patología morfológica e histológica en el epitelio gástrico. Dado que su lipoma era sintomático y su localización en la pared gástrica no fue diagnosticada preoperatoriamente, el paciente fue tratado con una laparotomía abierta. En el transcurso de la operación, se encontró un lipoma subseroso y se enucleó a través de una incisión en la serosa gástrica. Para descartar la patología concomitante subyacente, se llevó a cabo una gastrotomía exploratoria y una resección de los bordes de la pared gástrica.
En resumen, informamos aquí de un caso muy raro de lipoma gástrico subseroso sintomático tratado con éxito mediante enucleación. El lipoma gástrico subseroso, aunque extremadamente raro, puede ser la causa de dolor abdominal y trastornos dispépticos que necesitan tratamiento quirúrgico. El diagnóstico preciso del lipoma gástrico, al que se puede llegar con una combinación de técnicas de diagnóstico endoscópico y de imagen, es una condición previa muy útil para elegir los procedimientos de tratamiento adecuados y menos mutilantes.