En un sentido puramente económico, la inflación se refiere a un aumento general de los niveles de precios debido a un incremento de la cantidad de dinero; el crecimiento de la masa monetaria aumenta más rápidamente que el nivel de productividad de la economía. La naturaleza exacta del aumento de los precios es objeto de un gran debate económico, pero la palabra inflación se refiere estrictamente a un fenómeno monetario en este contexto.

Usando estos parámetros específicos, el término deflación se utiliza para describir el aumento de la productividad más rápido que el de la masa monetaria. Esto conduce a una disminución general de los precios y del coste de la vida, que muchos economistas interpretan paradójicamente como perjudicial. Los argumentos contra la deflación se remontan a la paradoja del ahorro de John Maynard Keynes. Debido a esta creencia, la mayoría de los bancos centrales persiguen una política monetaria ligeramente inflacionista para salvaguardarse de la deflación.

Consignas clave

  • En la actualidad, los bancos centrales utilizan principalmente los objetivos de inflación para mantener el crecimiento económico y los precios estables.
  • Con un objetivo de inflación del 2-3%, cuando los precios de una economía se desvían, el banco central puede promulgar la política monetaria para tratar de restablecer ese objetivo.
  • Si la inflación se calienta, el aumento de los tipos de interés o la restricción de la oferta monetaria son políticas monetarias contractivas diseñadas para reducir la inflación.

Objetivos de inflación

La mayoría de los bancos centrales modernos tienen como objetivo la tasa de inflación de un país como su principal medida de política monetaria, normalmente con una tasa de inflación anual del 2-3%. Si los precios suben más rápido que eso, los bancos centrales endurecen la política monetaria aumentando los tipos de interés o aplicando otras políticas restrictivas. El aumento de los tipos de interés encarece los préstamos, reduciendo el consumo y la inversión, que dependen en gran medida del crédito. Del mismo modo, si la inflación cae y la producción económica disminuye, el banco central bajará los tipos de interés y abaratará los préstamos, junto con otras posibles herramientas de política expansiva.

Como estrategia, los objetivos de inflación consideran que el objetivo principal del banco central es mantener la estabilidad de los precios. Todas las herramientas de política monetaria de que dispone un banco central, incluidas las operaciones de mercado abierto y los préstamos al descuento, pueden emplearse en una estrategia general de objetivos de inflación. El objetivo de inflación puede contrastarse con las estrategias de los bancos centrales dirigidas a otras medidas de los resultados económicos como sus objetivos principales, como el objetivo de los tipos de cambio de la moneda, la tasa de desempleo o la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) nominal.

Cómo influyen los bancos centrales en la oferta monetaria

Los gobiernos y los bancos centrales contemporáneos rara vez imprimen y distribuyen dinero físico para influir en la oferta monetaria, sino que recurren a otros controles, como los tipos de interés de los préstamos interbancarios. Hay varias razones para ello, pero las dos más importantes son: 1) los nuevos instrumentos financieros, los saldos de las cuentas electrónicas y otros cambios en la forma en que los individuos poseen el dinero hacen que los controles monetarios básicos sean menos predecibles; y 2) la historia ha producido más de un puñado de desastres de impresión de dinero que han llevado a la hiperinflación y a la recesión masiva.

La Reserva Federal de Estados Unidos pasó de controlar los agregados monetarios reales, o el número de billetes en circulación, a aplicar cambios en los tipos de interés clave, lo que a veces se ha llamado el «precio del dinero». Los ajustes de los tipos de interés influyen en los niveles de endeudamiento, ahorro y gasto de una economía.

Cuando los tipos de interés suben, por ejemplo, los ahorradores pueden ganar más en sus cuentas de depósito a la vista y es más probable que retrasen el consumo presente para el consumo futuro. A la inversa, es más caro pedir dinero prestado, lo que desalienta los préstamos. Dado que los préstamos en un sistema bancario moderno de reserva fraccionaria crean realmente «nuevo» dinero, desalentar los préstamos frena la tasa de crecimiento monetario y la inflación. Lo contrario ocurre si se bajan los tipos de interés; el ahorro es menos atractivo, el préstamo es más barato y es probable que aumente el gasto, etc.

Aumento y disminución de la demanda

En resumen, los bancos centrales manipulan los tipos de interés para aumentar o disminuir la demanda actual de bienes y servicios, los niveles de productividad económica, el impacto del multiplicador monetario bancario y la inflación. Sin embargo, muchos de los impactos de la política monetaria son tardíos y difíciles de evaluar. Además, los participantes económicos son cada vez más sensibles a las señales de la política monetaria y a sus expectativas sobre el futuro.

Hay algunas formas en las que la Reserva Federal controla la masa monetaria; participa en lo que se denomina «operaciones de mercado abierto», mediante las cuales los bancos federales compran y venden bonos del Estado. La compra de bonos inyecta nuevos dólares en la economía, mientras que la venta de bonos saca dólares de la circulación. Las llamadas medidas de flexibilización cuantitativa (QE) son extensiones de estas operaciones. Además, la Reserva Federal puede modificar los requisitos de reserva de otros bancos, limitando o ampliando el impacto de los multiplicadores monetarios. Los economistas siguen debatiendo la utilidad de la política monetaria, pero sigue siendo la herramienta más directa de los bancos centrales para combatir o crear inflación.

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