Cuando era más joven me encantaba llegar a casa del colegio y encontrarme con pequeñas sorpresas que mi madre me dejaba sobre la cama. Así que hoy he sonreído al dejarle unos pantalones cortos nuevos a nuestra hija mayor. Los recogí mientras estaba en el colegio porque necesitaba unos nuevos y pensé que le encantarían los bordados florales. Su nueva tendencia primaveral favorita.
«Gracias, mamá», dijo sin entusiasmo. Le pregunté si no le gustaban y me aseguró que sí. «Pero todo el mundo lleva pantalones cortos. ¿Por qué yo no?»
Ah. Así que estamos aquí. No pensé que llegaríamos a la fase de «todos los demás» hasta que se hablara de móviles o coches.
«Bueno, no somos todos los demás», le dije. «Siento que estés decepcionada, ¡pero esos pantalones cortos son espectaculares! Ojalá los hicieran en mi talla». Intenté hacer una broma, pero no se la creyó.
Yo también sé de lo que habla. Sus amigas a veces vienen a casa con nosotros desde la escuela con pantalones cortos de jean cortados en pedacitos. Y los vemos aún más cortos en las tiendas – ya sabes, donde se pueden ver las nalgas reales. Sí, lo siento, no va a pasar.
Lo entiendo, quiere encajar, pero tiene nueve años. La escuela no es una pasarela de moda, es un lugar para aprender. Y aunque apreciamos su individualidad, y no queremos que se avergüence de su cuerpo, simplemente no queremos que su trasero quede expuesto.
No sé en qué estaban pensando los diseñadores cuando idearon las Daisy Dukes para niños, pero ¿por qué tan jóvenes? No los compraremos, al menos en un futuro próximo.
Me sentí mal más tarde en la noche y cuestioné mi juicio. Es tan difícil como padre cuando llegas a nuevos hitos y tienes que confiar en tu intuición. Así que le pregunté a mi marido: «¿Estoy limitando su individualidad? ¿Estoy siendo hipócrita y no permitiéndole ser quien quiere ser?»
«No», dijo, «te estás asegurando de que no se le vea la ropa interior».
Así que decidimos juntos que puede llevar pantalones cortos más cortos a la playa, o para salir, pero no en el colegio. Dejemos de presionar a nuestros hijos para que crezcan tan rápido. Dejemos de pedirles que se vean y actúen como adultos. Dejémosles ser pequeños.
Y, por favor, mantengamos sus culos cubiertos.
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