Los signos de alergia se producen cuando una picadura de insecto, un preparado químico o una sustancia inhalada, como el polvo, hacen que el sistema inmunitario del caballo reaccione ante el irritante. Los caballos muestran los signos de alergia más evidentes como cambios en la piel, los ojos o las fosas nasales.

Las ronchas son hinchazones blandas justo debajo de la piel. A veces pican pero no son dolorosas, y pueden ser pequeñas o muy grandes. Las ronchas que son pocas y se limitan a una pequeña zona del cuerpo son probablemente causadas por una sensibilidad localizada a un linimento, un aerosol para moscas u otro producto aplicado externamente. Las ronchas que se extienden por todo el cuerpo del caballo suelen indicar una sensibilidad a algo que ha afectado a todo el caballo. Aunque a veces se denominan «ronchas de alimentación» o «ronchas de proteína», la urticaria rara vez está causada por los ingredientes del alimento y puede ser una reacción a una inyección o a algún otro irritante.

El picor intenso, otra reacción cutánea común, puede estar causado por una hipersensibilidad a las picaduras de insectos. Los propietarios pueden encontrar parches crudos y supurantes donde el caballo se ha frotado el pelo y la piel en un intento de rascarse los puntos que pican que se encuentran comúnmente en la cara, el pecho, la línea media del vientre o la base de la cola.

Llevar a cabo una investigación sobre la alergia es una tarea que requiere mucho tiempo, por lo que un veterinario puede descartar primero problemas dermatológicos más comunes, como parásitos externos (ácaros o piojos, por ejemplo), infecciones fúngicas como la dermatofitosis, foliculitis bacteriana (inflamación del folículo piloso) y atrofia, una predisposición heredada a la sensibilidad a los alérgenos ambientales. Se sabe que los caballos presentan dermatitis de contacto tras la exposición a diversos agentes, como los pesticidas organofosforados, los metales pesados, los tintes de anilina que se encuentran en las guarniciones, las camas, los medicamentos tópicos, los jabones, los champús, las mantas, el aceite de pata de cabra y la lana.

Los irritantes inhalados, como el polvo, el moho y el polen, pueden desencadenar reacciones alérgicas en los caballos sensibles. Los signos son tos, intolerancia al ejercicio y, a veces, una secreción nasal fina y clara. Si la causa es una alergia, no hay elevación de la temperatura corporal. La reacción puede deberse a las partículas transportadas por el aire en un establo, en cuyo caso el caballo mejora si se le saca a pastar, o por el moho y el polen de la hierba de los pastos, en cuyo caso el caballo mejora si se le mantiene en un establo.

Los caballos pueden desarrollar irritación ocular y aumento de la producción de lágrimas debido a las partículas de moho, polvo y polen transportadas por el aire. Los caballos pueden frotarse o sacudir la cabeza para intentar aliviar el picor y la irritación de los ojos y las fosas nasales.

Las reacciones alérgicas graves pueden hacer que los caballos se sientan tan incómodos y distraídos que sean incapaces de entrenar o rendir. Encontrar la causa de una reacción alérgica y elaborar un tratamiento puede ser difícil. Los propietarios pueden pedir ayuda a un veterinario para aliviar los signos de un caballo alérgico y determinar un plan para evitar el irritante que ha causado el problema.

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