Variedades del realismo filosófico

La historia de la filosofía occidental está jalonada de disputas entre quienes han defendido formas de realismo y quienes se han opuesto a ellas. Aunque ciertamente hay similitudes significativas que vinculan la variedad de posiciones comúnmente descritas como realistas, también hay diferencias importantes que obstruyen cualquier caracterización general directa del realismo. Muchas de estas disputas, si no todas, pueden considerarse preocupadas de un modo u otro por las relaciones entre, por un lado, los seres humanos como pensadores y sujetos de experiencia y, por otro, los objetos de su conocimiento, creencia y experiencia. ¿La percepción de los sentidos y otras formas de cognición, y la teorización científica que intenta dar sentido a sus resultados, proporcionan un conocimiento de las cosas que existen y son como son independientemente de las actividades cognitivas o de investigación de las personas? Es cierto, al menos a grandes rasgos, que los realistas filosóficos son aquellos que defienden una respuesta afirmativa a la pregunta, ya sea en general o con respecto a ciertas áreas de conocimiento o creencia -por ejemplo, el mundo externo, las teorías científicas, las matemáticas o la moralidad-.

La respuesta afirmativa puede parecer no más que el mero sentido común, porque la gran mayoría de las creencias de uno son ciertamente tomadas de manera más natural para referirse a objetos independientes de la mente cuya existencia es una cuestión totalmente objetiva. Y esto parece ser así tanto si las creencias en cuestión se refieren a asuntos mundanos, como el entorno inmediato, como a entidades científicas teóricas, como las partículas subatómicas, las fuerzas fundamentales, etc. Sin embargo, se requiere mucha argumentación y clarificación de los temas y conceptos implicados (por ejemplo, objetividad e independencia de la mente) si se quiere sostener el realismo favorecido por el sentido común como posición filosófica.

Cualquier declaración general del realismo, sin embargo, oscurece inevitablemente la gran variación de enfoque en las controversias entre realistas y antirrealistas desde la antigüedad hasta la actualidad. En algunas controversias, lo que se discute principalmente es una cuestión de ontología, relativa a la existencia de entidades de algún tipo problemático. En otras, la oposición, aunque sigue teniendo un carácter ampliamente ontológico, se refiere más bien a la naturaleza última de la realidad en su conjunto, siendo un ejemplo históricamente importante las controversias generadas por diversas formas de idealismo. En otros, la controversia, aunque no está totalmente divorciada de las cuestiones ontológicas, se refiere principalmente a la noción de verdad, ya sea en general o en aplicación a declaraciones de algún tipo particular, como los juicios morales o las afirmaciones científicas teóricas sobre entidades inobservables.

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