Alai

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La bandera estadounidense no desempeñó un papel importante en la Guerra de la Independencia. La mayoría de los mitos sobre la importancia de la bandera durante la Revolución -incluida la famosa historia de Betsy Ross cosiendo la primera bandera para el general Washington- surgieron mucho más tarde, después de que la Bandera de las Estrellas se hubiera convertido en el icono más significativo y apreciado de la nación. En la época en que se creó la bandera estadounidense, no atraía mucho la atención del público en general; su función principal era identificar barcos y fuertes. Los estadounidenses de a pie de la época revolucionaria recurrían a otros símbolos -el águila, la Dama de la Libertad, George Washington- para expresar su patriotismo y definir su identidad nacional.

Esto empezaría a cambiar durante la Guerra de 1812. Conocida como la «Segunda Guerra de la Independencia», el conflicto inspiró una nueva ola de patriotismo en una generación demasiado joven para recordar la Revolución. Cuando Key declaró que «nuestra bandera seguía ahí», fusionó el símbolo físico de la nación con sentimientos universales de patriotismo, valor y resistencia. Al dar a la bandera un papel protagonista en una de las victorias más célebres de la guerra, la canción de Francis Scott Key estableció un nuevo protagonismo para la bandera como expresión de identidad, unidad y orgullo nacionales. Y al darle un nombre -el Star-Spangled Banner- Key transformó el emblema oficial en algo familiar y evocador, un símbolo con el que los estadounidenses podían conectar y reclamar como propio. La bandera ya no era sólo un emblema de la nación; se convirtió en una representación de los valores del país y de los ideales que representa.

En los años transcurridos desde 1814, en momentos de celebración y de crisis, de orgullo y de protesta, la gente ha izado la bandera para expresar sus ideas sobre lo que significa ser estadounidense.