Qué es, causas, signos y síntomas, diagnóstico, tratamiento y más

Autor: Anna Hernández, MD

Editores: Ahaana Singh, Lisa Miklush, PhD, RN, CNS

Ilustrador: Aileen Lin

¿Qué es el síndrome de la médula posterior?

El síndrome de la médula posterior es un tipo raro de lesión incompleta de la médula espinal que afecta a las columnas dorsales de la médula espinal (que se encuentran en la región posterior -o trasera- de la médula espinal), responsables de la percepción del tacto fino, la vibración, el sentido del movimiento propio y la posición del cuerpo (propiocepción).

La médula espinal es una parte importante del sistema nervioso central que sirve de autopista para que la información viaje entre el cerebro y el resto del cuerpo. Esta información se transmite a través de tractos o columnas espinales altamente especializados que transportan la información sensorial y motora hacia arriba y hacia abajo de la médula espinal. Los tractos ascendentes, como las columnas posteriores o dorsales y el tracto espinotalámico, llevan la información sensorial de las distintas partes del cuerpo al cerebro. En concreto, las columnas dorsales transportan sensaciones delicadas, como la vibración, el tacto fino (también conocido como tacto discriminativo) y la propiocepción. El tracto espinotalámico, por su parte, transporta la información sensorial sobre el dolor, la temperatura y el tacto grueso (también conocido como tacto no discriminativo). Los tractos descendentes, como el tracto corticoespinal, llevan la información motora desde el cerebro hacia los músculos del tronco (torso) y las extremidades.
La interrupción de estas vías nerviosas -ya sea por un traumatismo, una compresión externa o una degeneración- puede dar lugar a un síndrome medular, que puede clasificarse como completo o incompleto. Un síndrome medular completo se produce cuando el daño a la médula espinal provoca una pérdida completa de la función sensorial y motora por debajo del lugar de la lesión. Por el contrario, un síndrome medular incompleto se produce cuando sólo se daña una parte de la médula espinal, lo que provoca diversos síntomas que dependen de los tractos espinales específicos que se han lesionado. Además del síndrome de la médula posterior, otros ejemplos de síndromes incompletos de la médula espinal incluyen el síndrome de la médula central, el síndrome de la médula anterior y el síndrome de Brown-Séquard.

¿Qué causa el síndrome de la médula posterior?

El síndrome de la médula posterior se produce como resultado de un daño en las columnas posteriores de la médula espinal. Dicho daño puede ser causado por un traumatismo en la médula espinal y por un daño en la vaina protectora de mielina que rodea las fibras nerviosas (es decir, trastornos desmielinizantes). Algunos ejemplos de trastornos desmielinizantes son la deficiencia de vitamina B12, la esclerosis múltiple y la infección tardía por sífilis, también conocida como tabes dorsal (neurosífilis). Otras causas menos comunes son la compresión externa de la médula espinal posterior por tumores o la degeneración mecánica de la columna cervical, así como los trastornos neurodegenerativos hereditarios, como la ataxia de Friedrich. Por último, el síndrome medular posterior puede producirse como resultado de una obstrucción de la arteria espinal posterior, que suministra sangre a las columnas posteriores de la médula espinal. Dado que hay dos arterias espinales posteriores, el daño a una de las arterias sólo afectará a un lado del cuerpo.

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¿Cuáles son los signos y síntomas del síndrome del cordón posterior?

Las personas con síndrome del cordón posterior suelen presentar ataxia sensorial, o alteración de la coordinación del movimiento voluntario causada por la falta de propiocepción. La ataxia sensorial puede provocar una disminución del equilibrio, una mala coordinación, una marcha inestable y caídas frecuentes. Estos síntomas suelen empeorar en entornos oscuros o cuando la persona cierra los ojos, ya que el cuerpo no puede confiar en la vista para mantener el equilibrio. Además, algunos individuos pueden experimentar pérdidas sensoriales, como la disminución de la sensación de vibración y del tacto fino, mientras que se conserva la sensación de dolor y temperatura.

En algunos casos, las grandes lesiones de la médula espinal también pueden afectar a los tractos espinales circundantes, como los responsables de la función motora y de las funciones corporales involuntarias (por ejemplo, la presión sanguínea, la digestión y la respiración). La afectación de estos tractos puede dar lugar posteriormente a diversas manifestaciones clínicas, como debilidad muscular y espasticidad, disminución de los reflejos tendinosos, incontinencia urinaria o intestinal, o presión arterial baja, dependiendo de la gravedad de la lesión.

¿Se puede caminar con el síndrome de la médula posterior?

Debido a que la función motora es transportada por el tracto corticoespinal (es decir, los tractos motores descendentes) de la médula espinal anterior, la mayoría de las personas con síndrome de la médula posterior pueden caminar. Sin embargo, algunos individuos pueden experimentar una mayor pérdida de equilibrio y una marcha inestable debido a una disminución de la percepción de la información sensorial (es decir, la propiocepción) que ayuda a mantener el equilibrio y la postura.

¿Cómo se diagnostica el síndrome del cordón posterior?

El síndrome del cordón posterior puede diagnosticarse con pruebas clínicas para evaluar la función neurológica. Los problemas sensoriales pueden evaluarse pidiendo al individuo que identifique diferentes sensaciones (por ejemplo, temperatura, dolor, vibración) mientras se toca la piel con herramientas específicas (por ejemplo, una aguja sin filo, un diapasón, bastoncillos de algodón, etc.).

Además, la prueba de Romberg puede utilizarse para demostrar la ataxia sensorial. Esta prueba se realiza pidiendo a un individuo que cierre los ojos y se mantenga erguido con los pies juntos mientras el examinador busca signos de pérdida de equilibrio. Si el individuo no es capaz de mantenerse erguido sin abrir los ojos ni balancearse hacia ningún lado, el resultado se considera positivo para la ataxia sensorial.

Una vez que se ha diagnosticado el síndrome de la médula posterior, a menudo se requieren más pruebas para identificar la causa de la lesión medular. Esto puede incluir la realización de análisis de sangre para comprobar si hay deficiencias vitamínicas o marcadores de infección por sífilis, así como la realización de pruebas de imagen para buscar signos de desmielinización, compresión externa de la médula espinal o trastornos degenerativos.

¿Cómo se trata el síndrome de la médula posterior?

El tratamiento del síndrome de la médula posterior dependerá de la causa del daño medular y de la gravedad de la afección. Por ejemplo, los individuos con deficiencia de vitamina B12 pueden ser tratados con suplementos de vitamina B12, mientras que los individuos con infección de sífilis tardía pueden ser tratados con antibióticos como la penicilina. En los casos de compresión externa de la médula espinal, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para evitar daños mayores. Independientemente, la mayoría de los individuos con síndrome de la médula posterior pueden beneficiarse de la fisioterapia y la terapia ocupacional para mejorar el equilibrio y la coordinación de los movimientos voluntarios.

¿Cuáles son los datos más importantes que hay que saber sobre el síndrome de la médula posterior?

El síndrome de la médula posterior es un tipo raro de lesión incompleta de la médula espinal que afecta a las columnas dorsales o posteriores de la médula espinal, que son las responsables de la percepción de la vibración, el tacto fino y la posición del cuerpo (es decir, la propiocepción). Las personas con el síndrome de la médula posterior pueden presentar problemas de equilibrio, inestabilidad al caminar y caídas frecuentes, que suelen empeorar en entornos oscuros. Este síndrome puede observarse en individuos con deficiencia de vitamina B12, infección tardía por sífilis, esclerosis múltiple y trastornos neurodegenerativos, entre otras causas. Los daños en las columnas posteriores de la médula espinal pueden demostrarse mediante pruebas clínicas para evaluar la función sensorial y el equilibrio. El tratamiento dependerá de la causa específica de la lesión medular y de la gravedad de la afección, aunque se puede recomendar terapia física y ocupacional para mejorar la calidad de vida en la mayoría de los individuos.

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