El yeti, también conocido como el abominable hombre de las nieves, es una figura central en la mitología del Himalaya, lo que ha dado lugar a años de supuestos avistamientos y encuentros con la bestia peluda y humanoide. Pero un nuevo estudio afirma que la legendaria criatura es sólo eso: un mito.

En el estudio, un grupo de investigadores realizó análisis de ADN en 24 muestras de pelo, tejido, hueso o materia fecal recogidas en la meseta tibetana del Himalaya, incluidas nueve muestras que supuestamente procedían del yeti. Los resultados, sin embargo, mostraron que todas las muestras del «yeti», excepto una, procedían en realidad de osos pardos del Himalaya o de otras especies autóctonas de la zona. La única muestra atípica procedía de un perro. Los resultados se publicaron el miércoles en Proceedings of the Royal Society.

El proyecto comenzó cuando los científicos encontraron similitudes genéticas entre dos muestras de «yeti» del Himalaya y antiguos osos polares, lo que les llevó a creer que la mítica criatura podría ser en realidad un tipo de oso no identificado previamente. Para saber más, la investigadora Charlotte Lindqvist, de SUNY Buffalo, empezó a buscar todas las reliquias de «yeti» que pudo encontrar, desde restos conservados en museos hasta los recogidos por personas nativas de la zona.

Osos pardos en el Parque Nacional de Katmai, Alaska.
Ronald C. Modra/Sports Imagery-Getty Images

Lindqvist y su equipo realizaron entonces una letanía de pruebas genéticas, comparando las muestras en cuestión con el ADN de osos y otros mamíferos locales. Aparte de la muestra que resultó ser canina, cada una de las nueve pudo ser rastreada hasta el oso pardo del Himalaya, el oso pardo tibetano, el oso pardo euroasiático continental o el oso negro asiático, escriben los investigadores en el artículo, «sugiriendo fuertemente que la base biológica de la leyenda del yeti son los osos pardos y negros locales».

Mito: desmontado.

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