La historia de un chico que decidió convertirse en un tatuador en la escuela secundaria puede parecer bastante trivial, si no se tiene en cuenta el hecho de que el chico vive en Corea del Sur.
Corea del Sur es uno de los países en los que la práctica del tatuaje es complicada debido a las normas administrativas que definen esta profesión como una forma de servicios médicos y que requieren una licencia médica especial en el registro legal de actividades.
Sin embargo, esto no pudo impedir que el artista coreano Pitta se dedicara al arte del tatuaje. En sus inusuales obras, combina las tradiciones de la cultura coreana con el tatuaje de la vieja escuela americana.
En una entrevista, Pitta habla de su estilo:
«Estoy influenciado por la estética de las pinturas folclóricas coreanas y el Dancheong, el colorido decorativo tradicional que suele encontrarse en los templos. Pero me gusta cuando se acerca al tatuaje japonés o americano. Mezclo todo lo que puedo con la estética coreana. Y cada vez que consigo cambiar un elemento famoso por un diseño oriental, ¡me divierto mucho!».
Actualmente, Pitta viaja activamente, trabajando como invitado en estudios de todo el mundo, y su arte es cada vez más demandado por los aficionados al tatuaje occidental.