La cóclea es frágil: ¡hay que protegerla! Entre los factores de riesgo, el más importante es el ruido intenso.
La exposición a niveles de ruido elevados destruye irreversiblemente nuestras células sensoriales y produce sordera y acúfenos.

El enemigo número uno: el ruido.
¡Y estas células, al morir (por el ruido) no se regeneran!

¡Exposición al sonido y PELIGRO para el oído!

Esta escala de nivel sonoro (en dB) clasifica los sonidos de nuestro entorno en cuatro categorías :

  • Hasta 80 dB (verde): no hay riesgo para el oído, independientemente de la duración de la exposición al sonido
  • De 80 a 90 dB (amarillo): nos acercamos a la zona de peligro, pero los riesgos se limitan a exposiciones muy prolongadas.
  • De 90 a 115 dB (rojo): la zona de peligro: cuanto más fuerte es el sonido, menos tiempo se necesita para que se produzcan daños.
  • Por encima de 115 dB (marrón), los sonidos muy breves causan inmediatamente daños irreversibles.

Sonidos y ruidos peligrosos: relación entre nivel/duración y la ley

Aquí se indican los niveles de sonido que dañan la cóclea, en relación con la Legislación Europea. ¡Se hace hincapié en el tiempo límite de exposición para cada nivel peligroso.

Ver: directiva 2003/10/CE del Parlamento Europeo, 06/02/2003

¡Puedes ver que la legislación actual no protege necesariamente nuestros oídos!

  • Al limitar el nivel sonoro en las discotecas a 105 dB, puede que estemos protegiendo a los vecinos, pero no a los clientes que no deberían exponerse a 100 dB durante más de media hora! ¡Los DJs empiezan a entenderlo: ¡miren bien sus oídos… generalmente están protegidos!
  • Limitar la salida de un reproductor MP3 a 100 dB es algo bueno, pero hay que señalar que escucharlo durante más de 2 horas al día a 90 dB es peligroso!
  • En cuanto a la legislación laboral, si en general se aplica y se cumple perfectamente en las fábricas y los aeropuertos, no ayudará al manitas despreocupado que utiliza alegremente las pistolas de clavos, las sierras circulares y las amoladoras sin protección!
  • De la misma manera, aunque se exigen protectores auditivos en las galerías de tiro, ¿a qué cazador se le ocurre llevar tapones para los oídos?

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