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Mire un espermatozoide humano bajo un microscopio, y parecerá nadar como una anguila moviendo su cola por el agua. Pero un nuevo estudio revela que los espermatozoides nadan en realidad de una manera mucho más caótica, una que han sido capaces de aprovechar para alcanzar la máxima velocidad.

Los investigadores escanearon muestras de esperma humano con un microscopio 3D y una cámara de alta velocidad, una que podía seguir el ritmo de los veloces nadadores, que pueden dar entre 20 y 30 brazadas por segundo.

Aunque en dos dimensiones los espermatozoides parecen batir su cola de lado a lado en brazadas simétricas, las células reproductoras se mueven en realidad de forma ladeada, batiendo sus colas hacia un solo lado (como se ve en el vídeo de arriba), informa hoy el equipo en Science Advances.

Este movimiento debería hacer que los espermatozoides nadaran en círculos, pero han encontrado una solución que les permite impulsarse hacia adelante, según el equipo. Sus cabezas giran en una dirección, mientras que la cola gira a su alrededor en la dirección opuesta en un proceso conocido como precesión, muy parecido al de la Tierra que gira sobre su eje mientras orbita alrededor del Sol. Este movimiento de sacacorchos se equilibra en una trayectoria general hacia adelante, creando la ilusión de simetría a partir de la asimetría.

Los cambios sutiles en el movimiento de los espermatozoides podrían afectar a la fertilidad, señala el equipo, por lo que estos descubrimientos podrían allanar el camino hacia nuevos tratamientos de fertilidad o incluso un anticonceptivo masculino que podría dirigirse a la movilidad de los espermatozoides.

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