El deseo de encajar y sentirse parte de un grupo es normal, y la mayoría de la gente se siente así a veces, especialmente en la adolescencia y la juventud. La presión de grupo, esa sensación de que tienes que hacer algo para encajar, ser aceptado o respetado, puede ser difícil de manejar. Puede ser evidente (por ejemplo, que los amigos te digan que hagas algo) o menos directa (por ejemplo, que los amigos bromeen porque no haces lo que ellos hacen, que veas a otros en una fiesta tomando chupitos y te sientas excluido si no lo haces, que sepas que un amigo ha probado el LSD y sientas curiosidad por ello). Aunque la presión de los compañeros puede ser útil a veces (por ejemplo, reconocer que tus amigos estudian más que tú te motiva a esforzarte más, notar que tu consumo de alcohol es más extremo que el de tus amigos y decidir reducirlo), también puede hacer que hagas cosas de las que no estés seguro, o incluso cosas que no creas realmente que son adecuadas para ti. Hacer frente a esta presión puede ser un reto, pero es importante reflexionar sobre tus propios valores y preferencias personales y tomar decisiones basadas en ellos y no en la presión de los compañeros.
Cambiar la presión de los compañeros no suele ser tan difícil si sólo estás rodeado de personas cuyos valores, preferencias y comportamientos son similares a los tuyos. Sin embargo, en un entorno universitario, es muy probable que conozcas a personas con una gran variedad de actitudes y comportamientos. A veces, puede resultar fácil saber cuál es tu posición y actuar en consecuencia, pero otras veces, puedes sentirte confundido, presionado o tentado a actuar en contra de tu propio criterio. Además, la universidad puede ser una época en la que estás lejos de casa y de la familia con más libertad para tomar tus propias decisiones que antes. Puede que incluso sientas el deseo de hacer cosas que tu familia no hace o no cree que estén bien como forma de establecer tu propia identidad y probar cosas nuevas. De nuevo, es importante que reflexiones sobre lo que crees que es importante, tus valores y quién quieres ser. También es bueno intentar pensar en las posibles consecuencias de una acción. Si sigues la corriente y haces algo que no habías considerado antes, ¿qué pasará? ¿Podría haber un resultado negativo? ¿Podrías sentirte mal contigo mismo por haber actuado en contra de tus valores o tu criterio? Todas estas consideraciones son importantes.
Cuando se trata de presiones en torno al consumo de alcohol y otras drogas, hay que tener en cuenta que la mayoría de los estudiantes sobrestiman el número de sus compañeros que beben o consumen drogas. La verdad es que muchos menos estudiantes universitarios beben o consumen drogas de lo que la gente supone. Lo mismo ocurre con el sexo y el «ligue»: la mayoría de los estudiantes tienen una idea distorsionada de lo que hacen los demás. Conocer los hechos puede ayudarte a resistir las presiones basadas en la idea de que «todo el mundo lo hace» y que debes salir de fiesta para encajar.
Cuando te enfrentes a una presión abierta o indirecta para hacer algo de lo que no estás seguro, intenta utilizar las siguientes estrategias:
- Date permiso para evitar a las personas o situaciones que no te parezcan adecuadas y abandona una situación que te resulte incómoda. Trabaja para establecer límites. Está bien que hagas lo que es mejor para ti.
- Comprueba contigo mismo. Pregúntate: «¿Cómo me siento con esto?». «¿Me parece correcto?» «¿Cuáles son los pros y los contras de tomar esta decisión?»
- Reconoce las dinámicas poco saludables: No está bien que los demás te presionen, te obliguen o te engañen para que hagas cosas que no quieres o que te amenacen si no cedes. No está bien que otros se burlen, menosprecien, avergüencen o critiquen tus decisiones. Puedes pedir a los demás que abandonen estos comportamientos o puedes elegir evitar pasar tiempo con personas que actúan de esta manera.
- Pasa tiempo con personas que respeten tus decisiones y no te presionen injustamente para que te conformes.
- Recuerda que no puedes (ni tienes que) complacer a todo el mundo ni caerle bien. Esto puede ser difícil de aceptar, pero ayuda a intentarlo.
- Cuando las personas o situaciones que te hacen sentir presionado no son evitables, prueba la «táctica del retraso»: Date tiempo para pensar en tu decisión en lugar de dar una respuesta inmediata: «Déjame pensarlo», «¿Puedo volver a llamarte?» o «Vuelve a llamarme en una hora».
- Cuando no puedas evitar o retrasar una situación llena de presión, practica decir «No, gracias» o simplemente «¡No!». Si el «no» le resulta incómodo, practique con otras respuestas, como «Hoy no», «Quizá en otro momento» o «Gracias, pero no puedo»
- No pasa nada por utilizar una excusa si la verdad es demasiado desafiante. Por ejemplo, si alguien le ofrece una bebida y usted quiere decir que no pero se siente incómodo, diga que está tomando una medicación o que tiene que madrugar al día siguiente.
- Lleve a un amigo que le apoye si va a estar en una situación llena de presión y hágale saber cuáles son sus intenciones (por ejemplo, «No quiero beber, así que si me ves a punto de hacerlo, recuérdame que quería mantenerme sobrio»).
- Defienda a los demás cuando veas que están siendo presionados. La «intervención del espectador» (intervenir para ayudar cuando ve a alguien en problemas) puede ser una forma eficaz de apoyar a otros y enviar un mensaje. Si no se siente cómodo confrontando directamente a la persona que ejerce la presión, intente distraerla o invitar a la persona que está siendo presionada a hacer otra cosa (por ejemplo, «Oye, ven al baño de damas conmigo» o «Vayamos allí y tomemos una selfie»).
- Pida consejo o apoyo a un padre u otro miembro de la familia de confianza, a un clérigo, a un mentor o a un consejero si lo necesita.