La búsqueda recuperó 16 estudios (de 17 informes). Se excluyeron 10 estudios y un estudio está pendiente de evaluación. Se incluyeron cinco estudios con 1065 mujeres (1090 reclutadas). Los cinco estudios incluidos tenían un riesgo de sesgo moderado.

Los datos relacionados con uno de nuestros resultados primarios (IU) se informaron en cuatro estudios, pero no cumplieron con nuestra definición de IU (según lo preespecificado en nuestro protocolo). Los estudios incluidos no informaron sobre la otra medida de resultado primaria: la lesión vesical intraoperatoria (esta medida de resultado no estaba preespecificada en nuestro protocolo). Dos resultados secundarios no se informaron en los estudios incluidos: necesidad de analgesia postoperatoria y satisfacción de las mujeres. Los estudios incluidos proporcionaron datos limitados en relación con los resultados secundarios de esta revisión.

Sonda vesical permanente versus sin sonda – tres estudios (840 mujeres)

La sonda vesical permanente se asoció con una menor incidencia de distensión vesical (resultado no preespecificado) al final de la operación (cociente de riesgos [RR] 0.02, intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,00 a 0,35; un estudio, 420 mujeres) y menos casos de retención de orina (RR 0,06, IC del 95%: 0,01 a 0,47; dos estudios, 420 mujeres) o necesidad de sondaje (RR 0,03, IC del 95%: 0,01 a 0,16; tres estudios, 840 participantes). Por el contrario, el sondaje vesical permanente se asoció con un tiempo más prolongado hasta la primera micción (diferencia de medias (DM) 16,81 horas, IC del 95%: 16,32 a 17,30; un estudio, 420 mujeres) y más dolor o malestar debido al sondaje (y/o en la primera micción) (RR promedio 10,47, IC del 95%: 4,71 a 23,25; dos estudios, 420 mujeres), aunque se observaron altos niveles de heterogeneidad. Del mismo modo, en comparación con las mujeres del grupo «sin sonda», el sondaje vesical permanente se asoció con un mayor tiempo para la deambulación (DM 4,34 horas, IC del 95%: 1,37 a 7,31, tres estudios, 840 mujeres) y una mayor estancia en el hospital (DM 0,62 días, IC del 95%: 0,15 a 1,10, tres estudios, 840 mujeres). Sin embargo, se observaron altos niveles de heterogeneidad para estos dos resultados y los resultados deben interpretarse con precaución.

No hubo diferencias en la hemorragia posparto (HPP) debida a la atonía uterina. Tampoco hubo diferencias en la incidencia de ITU (definida por los autores del ensayo) entre los grupos de sondaje vesical permanente y sin sondaje (dos estudios, 570 mujeres). Sin embargo, se observaron altos niveles de heterogeneidad para este resultado no especificado y los resultados deben considerarse en este contexto.

Sonda vesical permanente versus drenaje vesical – dos estudios (225 mujeres)

Dos estudios (225 mujeres) compararon el uso de una sonda vesical permanente versus el drenaje vesical. No hubo diferencias entre los grupos en cuanto a la retención de orina después de la cesárea, la duración de la estancia hospitalaria o el resultado no especificado de la IU (según lo definido por el autor del ensayo).

Hay algunas pruebas (de un estudio pequeño que incluyó a 50 mujeres), de que la necesidad de sondaje se redujo en el grupo de mujeres con una sonda vesical permanente (RR 0,04; IC del 95%: 0,00 a 0,70) en comparación con las mujeres del grupo de drenaje vesical. Las pruebas de otro estudio pequeño (que incluyó a 175 mujeres) indican que las mujeres que tenían una sonda vesical permanente tenían un tiempo más largo para la deambulación (DM 0,90; IC del 95%: 0,25 a 1,55) en comparación con las mujeres que recibieron drenaje vesical.

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