En individuos de todas las edades, las amistades se forman, evolucionan y a veces se disuelven con el tiempo. La longitud y la duración de las distintas fases de una amistad varían según los individuos y las circunstancias.

La fase de formación de una amistad es la transición de extraños a conocidos y a amigos. Durante esta fase los individuos se involucran en interacciones para conocerse y forjar el vínculo afectivo que caracteriza a una amistad. Tanto los jóvenes como los adultos tienen tendencia a entablar amistad con otros que son similares a ellos. Incluso los niños pequeños se sienten atraídos por compañeros de su misma edad y sexo. La similitud en términos de características de comportamiento y preferencias de actividades se vuelve cada vez más importante en la mediana infancia. Cuando las personas entran en la adolescencia y la edad adulta, la similitud en términos de actitudes, valores y creencias, así como los intereses y actividades compartidos, pueden ser la base para formar amistades. Los adultos son incluso más propensos que los jóvenes a formar amistades con individuos que son similares a ellos en términos de variables como el género, la edad, la raza y el estatus social.

¿Por qué la similitud juega un papel en la formación de amistades? Las variables ambientales son una de las explicaciones de la tendencia de los individuos a formar amistades con personas que son similares a ellos mismos. Los niños y los adultos pasan con frecuencia tiempo con otros que son como ellos; por lo tanto, tienen más oportunidades de formar amistades con personas similares. Por ejemplo, entre los niños y los adultos, los que residen en el mismo barrio suelen ser similares en términos de estatus socioeconómico o etnia. Es probable que los compañeros que los niños conocen en la escuela tengan un estatus educativo, un nivel de rendimiento y unos objetivos educativos similares, especialmente a medida que crecen y se les asigna o selecciona clase en función de su éxito académico. Del mismo modo, los adultos suelen conocer y entablar amistad con compañeros de trabajo que probablemente tengan un nivel educativo y una situación socioeconómica similares.

Los niños y los adultos que entablan amistad a través de clubes o grupos sociales suelen compartir al menos una actividad o un valor, como el interés por una actividad concreta o una opinión política. Las características individuales también influyen a la hora de explicar por qué las personas suelen elegir formar y mantener amistades con personas similares a ellas. Los individuos pueden encontrar más fáciles las interacciones con otros que son similares en personalidad, comportamientos, valores y actitudes, facilitando así las interacciones posteriores y el posterior desarrollo y mantenimiento de una amistad. Por lo tanto, hay pruebas sólidas del adagio de que los pájaros de una pluma se juntan y pocas pruebas de que los opuestos se atraen.

La fase de mantenimiento de la amistad implica participar en interacciones que sirven para mantener la relación. Los amigos adoptan una serie de comportamientos para mantener su relación, como compartir intereses, realizar actividades recreativas o de ocio juntos e intercambiar apoyo y consejos. Los amigos suelen mantener conversaciones sobre temas como los asuntos familiares, otras relaciones interpersonales y las actividades cotidianas. La frecuencia de las interacciones entre amigos es uno de los principales factores que determinan el éxito del mantenimiento de una amistad. En otras palabras, las amistades no son estacionarias; las interacciones son necesarias para mantener una amistad. La conveniencia es quizás el determinante más importante de la frecuencia de las interacciones entre amigos. Así, es más fácil mantener la amistad con individuos cercanos (por ejemplo, vecinos) que con los lejanos (por ejemplo, amigos a distancia).

Una de las distinciones más notables entre una amistad en desarrollo y una amistad cercana es el vínculo afectivo mutuo. A medida que los individuos pasan a ser amigos más íntimos, lo que comenzó como un agrado mutuo suele evolucionar hacia un mayor énfasis en la autodivulgación recíproca, la intimidad y el apoyo emocional. El grado de satisfacción de los individuos con el apoyo y la compañía que reciben de un amigo es un factor importante a la hora de determinar su inversión y la cantidad de esfuerzo que dedican a mantener la amistad. Curiosamente, una vez que se ha establecido un vínculo emocional de cierto grado, es más la calidad que la cantidad de interacciones lo que determina el éxito en el mantenimiento de una amistad. En otras palabras, los amigos que tienen una larga historia y que han establecido una fuerte conexión afectiva pueden no necesitar interactuar con mucha frecuencia para mantener su amistad.

Si bien la satisfacción conjunta en la relación forma parte del mantenimiento de la amistad, otro componente importante es la gestión y resolución de conflictos. Aunque la cantidad y la intensidad de los conflictos varían entre las amistades individuales, los conflictos surgen en la mayoría de las amistades. En general, los conflictos son poco frecuentes en las primeras etapas de la formación de una amistad, pero en realidad tienden a aumentar a medida que los individuos se hacen más amigos con el tiempo. Algunas pruebas sugieren que el conflicto puede servir para reforzar el vínculo emocional entre los amigos. Dado que los conflictos implican la revelación de uno mismo y la exposición de las propias vulnerabilidades, la negociación exitosa de los desacuerdos que surgen entre los amigos puede, de hecho, fomentar una mayor confianza.

Mientras que algunas amistades se mantendrán indefinidamente o para siempre, otras se disolverán o romperán. Las amistades se disuelven por múltiples razones y bajo múltiples circunstancias. A veces la disolución puede atribuirse a las circunstancias; un amigo puede mudarse y el contacto se vuelve más difícil de mantener. A veces las amistades terminan de forma abrupta. Por ejemplo, los amigos pueden tener un desacuerdo importante que no se resuelve. Las amistades también pueden terminar gradualmente. En algunas circunstancias, los amigos tienen menos cosas en común con el tiempo o se sienten menos apoyados por el otro.

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