Mi antigua profesora de embriología ocular, Gilda Crozier, OD, FAAO, recordaba a su clase durante cada conferencia que «la filogenia replica la ontogenia» es similar a cómo las nuevas tecnologías replican los hallazgos clínicos. Para resaltar esto, presento un ejemplo de un paciente que sufrió un traumatismo ocular contundente que no afectaba a la mácula varias décadas antes de su examen.

Visión lechosa
Este caso destaca a un varón de 62 años. En el momento del incidente, recordaba que su visión se volvió lechosa, pero se aclaró en una semana. Dijo que su visión central no se vio afectada de forma permanente.

El paciente describió que fue evaluado por un médico general que no creó un plan de tratamiento. Unos meses más tarde acudió a un oftalmólogo general que le diagnosticó una «retina cicatrizada».

Se había documentado un defecto de campo visual absoluto estable que correspondía aproximadamente a la zona del traumatismo.

El examen muestra la presencia de drusas
Una década después del traumatismo, se le observó un agujero retiniano superior-temporal que se profilaxis con crioterapia. El resultado del traumatismo contundente era evidente por encima del disco óptico y visible al observar la foto de gran angular.

El agujero retiniano reparado se captó en la región temporal superior (Figura 1).

En los años intermedios, el paciente había sido un exitoso usuario de lentes de contacto y posteriormente se sometió a una exitosa eliminación de cataratas con implantación de lentes intraoculares (LIO) hace nueve años.

La agudeza visual en este ojo era de 20/20 con una corrección refractiva de -2,25 D, que sirve como su ojo cercano en un paradigma de monovisión. El paciente también presentaba drusas visibles apropiadas para su edad en la mácula.

En la presente evaluación, se realizó una angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCT-A) (Figura 2). La parte de la OCT de la exploración mostró una retina adelgazada en la región de la remodelación de la retina y drusas peri-maculares consistentes con las observaciones clínicas.

El componente de angiografía de la exploración mostró que las capas internas de la retina estaban ausentes, y las capas a través de la retina interna no demostraron evidencia de presencia capilar.

La OCT-A ayuda al diagnóstico
La importancia de la OCT-A es que esboza la inversión capilar, la presencia, las redes en toda la retina y la coroides mediante la percepción del movimiento de los corpúsculos en movimiento.

La OCT-A es una tecnología distinta de la angiografía con fluoresceína (AF). La angiografía con fluoresceína examina la integridad de los sistemas circulatorios de la retina y la coroides. La OCT-A puede tener el mayor impacto en la práctica clínica en situaciones progresivas tempranas de pérdida capilar.

Con más investigaciones, es posible que podamos correlacionar la reducción del flujo sanguíneo de la retina como centinela de enfermedades neurodegenerativas.

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